RETO#46 PREDECESOR APROXIMACIÓN. |
PREDECESOR APROXIMACIÓN
RETO#46 EL LIBRO DEL ESCRITOR.
PREMISA: Utilicemos la fantasía e imaginación. Inventa una historia en la que se mezcle en algún momento un smartphone con un neandertal.
PREDECESOR APROXIMACIÓN
La nieve cae con fuerza sobre mi cabeza cubierta con piel de
mamut, a pesar de mis gruesos bostas también de su cuerpo, el frio traspasa lo
suficiente para mantenerme alerta, llevo tres días sin comer al igual que mi tribu,
las verduras y raíces se acabaron, si las condiciones no mejoran moriremos,
caigo de rodillas extendiendo mis brazos hacia el nublado cielo, «por favor
dioses denme su ayuda».
Al momento que agito mi manos sobre el hielo, dibujando el
símbolo que me ha sido transmitido, me llevo las manos al cuello y me saco el
collar con huesos y cráneos de animalitos, dejo caer el amuleto rojo en medio
del símbolo.
Este se ilumina por unos segundos, espero impaciente a que se
presente, como había escuchado de boca de los ancianos y los que me
antecedieron.
Pero no pasa nada, solo el sentir de mis peludas piernas congelándose
al hundirse en la nieve, me impulso con mi arma de madera, para forzarme a levantarme,
luego de volverme a poner el collar.
Veo a lo lejos un figura difuminada por la nieve incesante y
la ventisca, se yergue, «no puede ser un ciervo», proyecto mi lanza hacia adelante,
la piedra negra corta el aire, cuando le agito, esperando que la figura me
devuelve el gesto, pero se queda quieta.
A medida que sigo avanzando empiezo a ver su verdadera
dimensión es mucho más alta que yo o que cualquiera de los nuestros.
«A lo mejor es de otra tribu».
Comienzo a correr, sintiendo el calor en los músculos a
medida que me acerco, si es un vigilante y le dejo marchar vendrán a masacrarnos,
la rara tribu a la que pertenezca.
Estoy a dos metros de esta y noto tres penachos que le
asoman por encima de la cabeza, parece estar vestido con un traje celeste, a lo
mejor su tribu tinta las pieles, como nosotros solo usamos al mamut para
vestirnos.
Empuño el arma con ambas manos, confiado al no verle armada
o eso parece, estoy a un metro de este.
—insensato, como te atreves a amenazarme—.suelta con una vos
potente, al mismo instante que veo sus vacíos ojos y su escamosa piel, mi cuerpo
tiembla, suelto el arma y caigo de rodillas.
«Es una de las diosas».
—habla o te destruiré en ese instante—.arremete, mientras mi
mete trata de acomodar lo que está pasando, a lo largo de la historia de mi tribu,
la leyenda ha pasado pero ahora sé que es cierta.
La diosa solo se presenta a aquellos con el signo de su compresión,
a aquellos que como yo poseen ojos morados.
—MS.DDAEAR—.logro decir apenas y entrecortado, el aire frio
se enciende con el calor de mi cuerpo, siento mi cuerpo levantarse.
Escucho al viento quebrando a lo lejos y los arboles moverse,
todo en un largo y vacío silencio, ha llegado mi hora, así moriré, frente a
nuestra diosa, mi tribu morirá de hambre.
Cierro los ojos y respiro.
Pero de repente su ronca risa rompe el silencio y se eleva
llenando el espacio a mí alrededor.
Mis pies tocan el suelo y abro los ojos, contemplándole, su
larga cola rompe el aire y golpea a centímetros de mis pies, temblaría, si el
cuerpo me reaccionara.
—he escucho tu suplicas, insignificante mortal—.dice girando
las manos, pronto la tormenta cesa, no, ya no estamos en el frio bosque.
Levitamos en la nada, veo puntos a la lejanía que titilan,
ella señala hacia abajo, y mi boca se abre de golpe al igual que mis ojos, al
contemplar la gigantesca orbe que gira lentamente debajo de nosotros.
—este es tu mundo—.suelta escueta.
Mis ojos contempla las extensiones de terrenos y agua, el
hielo formado cerca a las costa, buscando inútilmente el punto donde está mi tirabeque
se pierde en la inmensidad del mundo.
—sabes que solo me presento cuando tu especie corre peligro,
espero que no me hallas convocado en vano—.asiento luego de un par de segundos.
—mi señora, la tribu, mi tribu, está atravesando hambruna, los
hielos no han cedido esta temporada—.señalo los enormes bloques que deben cubrir
miles de kilómetros, pero que se ven como una gran masa de donde estamos.—así
que lo animales murieron al no tener alimentos y pronto los haremos nosotros.
Dudoso flexiono la pierna y me arrodillo sobre la nada.
—te lo suplico provéenos de alimentos—.alzo la cabeza luego
de terminar mi petición, pero no logro leer sus emociones es como si no la presentase,
ahora si empiezo a temblar.
— ¿Sabes lo que es un Smartphone?—.dice al fin,
involuntariamente ladeo la cabeza, rápidamente niego, no lo sé.
—No mi señora—.digo mientras que en mi interior el miedo y
la curiosidad se mesclan, como las gotas que correr por mi frente y se pierden
en mi tupida barba.
—valla, olvidaba que aún son primitivos neandertales—.dice
como regañándose a sí misma, poco después le veo tronar los dedos.
Una pequeña caja rectángula parece flotando frente a mí
girando sobre si, recalcando su delgadez, entonces empieza a encenderse, como las
fogatas que hacemos para sobrevivir a la helada.
Pero su luz es muchísimo más brillante y concentrada,
formando un rectángulo de luz contenido en otro que parece de un material opaco,
como una piedra fina.
Después de unos segundos tres figuras se yerguen no las reconozco,
no se parecen en nada a nuestro dibujos, parecen líneas.
—cierto aun no descubren la escritura, ahora lo entenderás—.vuelve
a tronar los dedos.
Mi cabeza se azota hacia atrás, siento un resplandor en su interior,
pronto el conocimiento se agolpa y veo cómo pasan uno a uno, luego siguen su camino
a velocidad, no sé cuánto paso hasta que logro retomar el control de mí y bajo
la cabeza con lentitud, algo mareado.
Ahora puedo leer, dice: G.P.S.
Instintivamente acerco mis gruesos dedos a la pantalla del
móvil y esta comienza a cargarse, la diosa sonríe.
Entonces veo el lugar donde está la tribu y cerca de
nosotros a unos cien metros hay alimento que se muestra como un icono de una chuleta,
también verduras, como una zanahoria.
Sostengo el aparato entre las manos, mientras vuelve a
tronar los dedos y regresamos al gélido bosque.
Antes que pueda agradecerle, ha desaparecido, dejando solo
sus huellas en la nieve, que pronto empieza a borrarse, no hay tiempo que perder
comienzo a correr hacia mi tribu, sonrío.
PREDECESOR APROXIMACIÓN
La nieve cae con fuerza sobre mi cabeza cubierta con piel de
mamut, a pesar de mis gruesos bostas también de su cuerpo, el frio traspasa lo
suficiente para mantenerme alerta, llevo tres días sin comer al igual que mi tribu,
las verduras y raíces se acabaron, si las condiciones no mejoran moriremos,
caigo de rodillas extendiendo mis brazos hacia el nublado cielo, «por favor
dioses denme su ayuda».
Al momento que agito mi manos sobre el hielo, dibujando el
símbolo que me ha sido transmitido, me llevo las manos al cuello y me saco el
collar con huesos y cráneos de animalitos, dejo caer el amuleto rojo en medio
del símbolo.
Este se ilumina por unos segundos, espero impaciente a que se
presente, como había escuchado de boca de los ancianos y los que me
antecedieron.
Pero no pasa nada, solo el sentir de mis peludas piernas congelándose
al hundirse en la nieve, me impulso con mi arma de madera, para forzarme a levantarme,
luego de volverme a poner el collar.
Veo a lo lejos un figura difuminada por la nieve incesante y
la ventisca, se yergue, «no puede ser un ciervo», proyecto mi lanza hacia adelante,
la piedra negra corta el aire, cuando le agito, esperando que la figura me
devuelve el gesto, pero se queda quieta.
A medida que sigo avanzando empiezo a ver su verdadera
dimensión es mucho más alta que yo o que cualquiera de los nuestros.
«A lo mejor es de otra tribu».
Comienzo a correr, sintiendo el calor en los músculos a
medida que me acerco, si es un vigilante y le dejo marchar vendrán a masacrarnos,
la rara tribu a la que pertenezca.
Estoy a dos metros de esta y noto tres penachos que le
asoman por encima de la cabeza, parece estar vestido con un traje celeste, a lo
mejor su tribu tinta las pieles, como nosotros solo usamos al mamut para
vestirnos.
Empuño el arma con ambas manos, confiado al no verle armada
o eso parece, estoy a un metro de este.
—insensato, como te atreves a amenazarme—.suelta con una vos
potente, al mismo instante que veo sus vacíos ojos y su escamosa piel, mi cuerpo
tiembla, suelto el arma y caigo de rodillas.
«Es una de las diosas».
—habla o te destruiré en ese instante—.arremete, mientras mi
mete trata de acomodar lo que está pasando, a lo largo de la historia de mi tribu,
la leyenda ha pasado pero ahora sé que es cierta.
La diosa solo se presenta a aquellos con el signo de su compresión,
a aquellos que como yo poseen ojos morados.
—MS.DDAEAR—.logro decir apenas y entrecortado, el aire frio
se enciende con el calor de mi cuerpo, siento mi cuerpo levantarse.
Escucho al viento quebrando a lo lejos y los arboles moverse,
todo en un largo y vacío silencio, ha llegado mi hora, así moriré, frente a
nuestra diosa, mi tribu morirá de hambre.
Cierro los ojos y respiro.
Pero de repente su ronca risa rompe el silencio y se eleva
llenando el espacio a mí alrededor.
Mis pies tocan el suelo y abro los ojos, contemplándole, su
larga cola rompe el aire y golpea a centímetros de mis pies, temblaría, si el
cuerpo me reaccionara.
—he escucho tu suplicas, insignificante mortal—.dice girando
las manos, pronto la tormenta cesa, no, ya no estamos en el frio bosque.
Levitamos en la nada, veo puntos a la lejanía que titilan,
ella señala hacia abajo, y mi boca se abre de golpe al igual que mis ojos, al
contemplar la gigantesca orbe que gira lentamente debajo de nosotros.
—este es tu mundo—.suelta escueta.
Mis ojos contempla las extensiones de terrenos y agua, el
hielo formado cerca a las costa, buscando inútilmente el punto donde está mi tirabeque
se pierde en la inmensidad del mundo.
—sabes que solo me presento cuando tu especie corre peligro,
espero que no me hallas convocado en vano—.asiento luego de un par de segundos.
—mi señora, la tribu, mi tribu, está atravesando hambruna, los
hielos no han cedido esta temporada—.señalo los enormes bloques que deben cubrir
miles de kilómetros, pero que se ven como una gran masa de donde estamos.—así
que lo animales murieron al no tener alimentos y pronto los haremos nosotros.
Dudoso flexiono la pierna y me arrodillo sobre la nada.
—te lo suplico provéenos de alimentos—.alzo la cabeza luego
de terminar mi petición, pero no logro leer sus emociones es como si no la presentase,
ahora si empiezo a temblar.
— ¿Sabes lo que es un Smartphone?—.dice al fin,
involuntariamente ladeo la cabeza, rápidamente niego, no lo sé.
—No mi señora—.digo mientras que en mi interior el miedo y
la curiosidad se mesclan, como las gotas que correr por mi frente y se pierden
en mi tupida barba.
—valla, olvidaba que aún son primitivos neandertales—.dice
como regañándose a sí misma, poco después le veo tronar los dedos.
Una pequeña caja rectángula parece flotando frente a mí
girando sobre si, recalcando su delgadez, entonces empieza a encenderse, como las
fogatas que hacemos para sobrevivir a la helada.
Pero su luz es muchísimo más brillante y concentrada,
formando un rectángulo de luz contenido en otro que parece de un material opaco,
como una piedra fina.
Después de unos segundos tres figuras se yerguen no las reconozco,
no se parecen en nada a nuestro dibujos, parecen líneas.
—cierto aun no descubren la escritura, ahora lo entenderás—.vuelve
a tronar los dedos.
Mi cabeza se azota hacia atrás, siento un resplandor en su interior,
pronto el conocimiento se agolpa y veo cómo pasan uno a uno, luego siguen su camino
a velocidad, no sé cuánto paso hasta que logro retomar el control de mí y bajo
la cabeza con lentitud, algo mareado.
Ahora puedo leer, dice: G.P.S.
Instintivamente acerco mis gruesos dedos a la pantalla del
móvil y esta comienza a cargarse, la diosa sonríe.
Entonces veo el lugar donde está la tribu y cerca de
nosotros a unos cien metros hay alimento que se muestra como un icono de una chuleta,
también verduras, como una zanahoria.
Sostengo el aparato entre las manos, mientras vuelve a
tronar los dedos y regresamos al gélido bosque.
Antes que pueda agradecerle, ha desaparecido, dejando solo
sus huellas en la nieve, que pronto empieza a borrarse, no hay tiempo que perder
comienzo a correr hacia mi tribu, sonrío.
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