14 de febrero de 2017

EL VESTIBULO;RETO#1 EL LIBRO DEL ESCRITOR.

EL VESTIBULO RETO#1

EL VESTÍBULO


RETO#1 EL LIBRO DEL ESCRITOR.

PREMISA: Escribe un relato que comience en un día de Año Nuevo.


EL VESTÍBULO


Presiono el control, viendo como los canales saltan, esperando distraerme de las ecuaciones cuánticas del trabajo.


Al pulsar mis dedos sobre los botones resbalosos, por la sobras de comida y frituras varias, por todas esas noches de maratones de películas, pero aunque eh tratado de negarlo, lo cierto es que mi vida había estado particularmente aburrida desde el año del pasado.

Hoy, a minutos que el día primero del nuevo año, todo parece indicar que seguiré así, no me quejo tengo un sueldo decente como científico y una suscripción a netflix, todas las películas y series que un hombre pudiera desear, pero en el fondo sé que, solo será por un tiempo hasta que esa ligera emoción también se esfume.

Como un electrón cayendo en el vacío entre las dimensiones.

La idea de la partícula subatómica, gritando mientras cae en una espiral casi infinita, perdiendo su masa hasta no ser nada, me causa na enfermiza gracia.

Supongo que en parte por eso ella me abandono, me da igual tengo mis frituras, mi pijama y mi hermoso, suavecito sillón reclinable, recién comprado.

Entre las escenas que parpadean, veo algo interesante, es una pelea de pesos pesados, eso me convence y dejo el control sobre el apoyabrazos.

—Vamos, pégale más fuerte—.le grito al televisor, como si el corpulento hombre del otro lado pueda oírme a través de la paliza que está recibiendo.

No lo hace, un gancho le impacta de lleno debajo del mentón y lo manda hacia atrás, el réferi empieza a contar—tres, dos, uno, la señal se va.

Los golpes continúan, me toma unos segundos darme cuenta de que el sonido viene de la puerta siendo tocada.

Me pongo las pantuflas y me levanto dejando caer la bolsa de fritura sobre el suelo de caoba, logro das un paso y estoy bajando el otro pie, cuando la puerta grabada desaparece ante mis oscuros ojos.

Entonces donde debería estar el patio medio descuidado, es remplazado por una luz poderosa que inunda todo el marco de la puerta, una figura borrosa emerge, acercándose por entre él, me tapo la cara con el brazo, pero igual nubla un poco mi visión.
Es del tamaño de la puerta unos dos metros aproximadamente.

Sus largas uñas resuenan en el piso, su escamoso ser le siguen, es de color azul, como el de la pasta dentífrica, que debo ir a compra al súper, aparto esa mundana idea y sigo con la mirada su fornido cuerpo hasta llegar a su rostro cuadriculado y de rasgo fuertes, para una iguana, supongo.

Una que tomo esteroides, su lengua bífida sesea el aire, la retrae como si le asqueara lo que detecto, sus pupilas horizontales se contraen, mientras su larga cola se agita, tumbando mi última lámpara buena.

Sus angulares pupilas, se me clavan como dagas, ciento una gota de sudor bajar por mi nuca.

—Es tarde para hacer visitas, además no eh preparado nada de cenar, sabrás disculparme—.digo ensayando una sonrisa.

—Eres un humano extraño, no pareces asustado—.dice roncamente, al hacerlo veo sus afilados y puntiagudos dientes.

—Estoy acostumbrado a lidiar con no humanos, es parte de mi trabajo colaborar con ellos—.añado con cierto despotismo, me seco el sudor, la luz ha decidido en intensidad pero el calor que hace parece compensarlo.

—veo que no te gusta el calor, hacia demasiado frio para  mí, ya sabes por lo de la sangre fría—.esboza una sonrisa levemente aterradora.

—Deberíamos sentarnos—.pienso en una silla pero seguramente se rompería y no pienso ofrecerle mi sillón reclinable. —en el suelo, esta frio—.me excuso, asiente.

Nos sentamos con las piernas dobladas uno frente al otro, no separa solo un metro, la habitación excepto por el ruido de la estática que proviene del televisor, está en silencio.

—tengo un proposición que no podrá rechazar—.ríe y carraspea por igual al decirlo.

—Si es de índole laboral, no la necesito, ya tengo un puesto bien remunerado—.digo creyendo anticiparme.

—No es eso—.sonríe con malicia.

—si es de índole sexual tampoco, tengo esposa «ex -esposa»—.digo mostrándole el anillo de plata que llevo en la mano, que ella también llevaba la última ves que estuvimos juntos.

—humano iluso, jamás me acostaría con un ser primitivo e inferior, como tú—.sonríe con deprecio.

—NO ESTAS A LA ALTURA DE UNA REINA—.hace un  barrido con sus largas manos en Angulo, resaltando su gran y torneado cuerpo, finaliza agitando la cola, hacia el espacio vacío, donde ase segundos estaba la lámpara, que ahora yace echa trisas.

Me mira con dureza, como si realmente la hay insultado, no le devuelvo la mirada.

—Lo siento su majestad, por insultarle—.digo con sarcasmo. —entonces a que ha venido—.cierra los ojos, echa la cabeza hacia atrás levemente y resopla.

—ha proponerte un trato, si lo aceptas conservaras tu vida y de paso dejaras de estar aburrido—.dice y apunta con sus negras y largas garras, hacia el sillón.

—no me venga a amenazar, estoy protegido por el acuerdo intergaláctico—.digo con superioridad.

La mayoría de especies inteligentes y tecnológicamente desarrolladas a lo largo del cosmos, lo ha aceptado como carta de paz, luego de llegar a un acuerdo y formar la entidad conocida como O.I.U (Organización Intergaláctica Unida).

La tierra se ha unido recientemente, según me dijo un colega camaleónico de la estrella Próxima Centauri.

—ese acuerdo no rige para un ser multidimensional como yo—.truena los dedos y ya no estamos en mi casa, sino en un espacio vacío y blanco.

—que carajos, regrésame a mi planeta—.le increpo, ella ríe fuertemente.

—Humano idiota, no tienes oportunidad a menos que aceptes mi proposición—.mira hacia un punto indeterminado por encima de mi hombro. —tienes 24 segundos para decidir oh el primer día de tu año terrícola acabara, igual que tu vida—.levanta la mano con los dedos listo para tronar.

Las ideas e agolpan en mi cabeza, puedo negarme, pero ya mostro su poder, solo me queda aceptar, lo que sea que propone.

—Bien, trato echo—.extiendo mi brazo hacia ella, justo cuando sus dedos empieza a deslizarse, no se detiene.

Creo que volvemos a mi casa.

Pero ya no hay puerta o televisor, es más el piso de caoba es lo único que se mantiene, se levanta, siento un golpe eléctrico recorre mi columna vertebral, mis músculos se tensa, yo también me incorporo, contra mi voluntad.

Truena los dedos y veo las paredes extenderse a mí alrededor alejándose, en ella aparecen puertas con números grabados, logro ver desde el dos hasta el catorce, pero seguramente hay más, solo que no alcanzo a verlas.

—Esta es la primera realidad en la que un paco existe—.sabe mi nombre, trato de no lucir sorprendido. —si te niegas la borrare—.dice de lo más normal.

Ahora el destino de tu realidad y de las cincuenta y un restantes, está en tus fuertes hombros, cada vez que superes un reto que te espera detrás de cada puerta numerada, que no es más que un portal dimensional, hacia la realidad que indica su número.

Señala con las garras a las puertas del mismo azul que escamosa piel.

Esa realidad se salvara, igual que la tuya, pero si no lo logras, ambas se destruirán.

Entonces dime paco decides una muerte rápida e indolora, que yo borre tur realidad en este instante o te jugaras la vida por el resto de las realidades.

Empieza a girar sobre si, con los brazos extendidos, la punta filada de su cola pasa a centímetros de mi torso, cortando el aire a su paso.

—Tienes doce segundos—.dice sin dejar de girar sobre un pie, con la cabeza recta hacia arriba.

Como científico he pasado toda mi vida trabajando en entender mi realidad y ahora la puerta a otras muchas se abre, o si mis colegas humanos y no humanos pudieran ver esto, si logró sobrevivir, seguro me darán un nobel como mínimo.

Seguramente ella regresara, «eso espero».

—Me arriesgare por las realidades—.digo dando un paso al frente, ella se detiene mirándome a los ojos y sonríe ampliamente. —Que así sea, paco—da una vuelta más y aplaude con fuerza, con sus manos sobre su cabeza.

Mueve las garras y la puerta con el número dos en dorado empieza  a desprender luz tenuemente  y se abre, lentamente, acompañada de un grave sonido de bisagras, como si estuviera forzando algo «la realidad, bueno la física se enloquece cuando dos realidades interactúan a ese nivel».

—Qué debo hacer—.le pregunto, con temor y curiosidad.

Ella se rasca las escamas del mentó, con la garra y mira al techo por unos segundos.
Vuelve a mirarme—Tu reto en la realidad dos será, terminar en un bar—dice con seriedad tratando de ahogar una pícara sonrisa, como si supiera algo que yo desconozco, «de seguro lo sabe».

—Eso es todo—digo con aires de superioridad, pues lo últimos meses he pasado bastante tiempo bebiendo en ellos para olvidarla, me remango el pantalón y comienzo a caminar hacia la puerta, con destinos de la realidades en mis manos, pero también deseoso de saber que aventuras me esperan.

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