19 de febrero de 2017

TERNURA ABATIDA;RETO#6 EL LIBRO DEL ESCRITOR.

RETO#6 TERNURA ABATIDA.


TERNURA ABATIDA


RETO#6 EL LIBRO DEL ESCRITOR.


PREMISA:Describe una escena de un relato pensando en una fecha significativa para ti y traslada esas emociones a tus personajes.


TERNURA ABATIDA

Cuando atravieso el portal, frente a mi hay una tenue noche, floto en el espacio vacío, entonces veo su delgada figura de espalda, reconozco su larga y verde cabellera, es Silvia, corro hacia ella.

La tomo entre mis brazos y se esfuma.

Caigo de rodillas, sobre el supuesto suelo, me obligo a no llorar.

Levanto la mirada, allí está otra vez, me frena con la mano antes que vuelva a levantarme.

—no soy Silvia, solo soy un representación de ella—.la miro desconcertado, levanta su brazos y los mueve con delicadeza por sobre su vestido blanco.

—Bienvenido paco a la realidad de los sueños—.me sonríe con dulzura.

Me levanto—¿cómo que no eres Silvia?.

—en cierta forma lo soy, como dije soy la representación de los recuerdos que tienes de ella, en otras palabras soy la imagen mental de tu esposa—.dice sin deja de danzar.

— ¿entonces que eres?, COMO TE ATREVES A JUGAR CON MIS SENTIMIENTOS—le grito.

—soy un entidad dimensional, omnipotente en este reino, te perdonare tu insolencia, pero si se repite te borrare de aquí y con ello tu realidad se ira al demonio, lo has entendido, PACO—.dice sonriendo con malicia, después de dar un vuelta completa y detenerse frente a mí.

— ¿Qué cómo lo sé?—.dice antes que termine de pensarlo.

—ya te lo dije soy omnipotente aquí, conozco cada rincón de tu destructiva mente—.dice con sarcasmo.

—entonces para que me necesitas—.digo apresurado.

—no soy un tirana, si está dispuesto a compartir un recuerdo íntimo, te dejare pasa por la siguiente puerta—.hace un ademan de reverencia. —si logras que te pregunte algo, entonces podrás solicitar mi ayuda una vez, en otra dimensión—.se pone de pie.

—con tu poder no hace falta que te muestre nada—.le refuto.

—Es por cordialidad, no te enseñaron de pequeño, si no quieres prepárate para perder tu realidad—.sonríe lentamente.

Evaluó mi opciones en silencio, aunque da igual si ella tiene ese poder, sabe lo que estoy pensando, no tengo elección. —acepto.

—pero te advierto que si tienes un estomago blando o si no se te da bien procesar el dolor ajeno, mejor no mires—.digo con superioridad.

—CATORCE DE FEBRERO, cuando tenía quince años—.cuando término de hablar me arrepiento de lo que acabo de decirle, pero ya es tarde, espero a ver qué hace.

—Que así sea paco—.la inmensidad comienza a iluminarse debajo de nosotros y veo una escena formarse entre los dos como una proyección rectangular enorme.

— ¿Qué es esto?—.digo atónito.

—Es la proyección del recuerdo que mencionaste—.mueve las manos y me siento contra mi voluntad.—ahora sienta, ponte cómodo y jala una soda—.ríe a carcajadas y en efecto aparece una lata en mi mano, le doy un sorbo es de naranja.

Veo a un muchacho de ojo negro y pelo echo marañas, terminando de ponerse la camisa, luce entusiasmado, «pobre idiota si tan solo supiera que ese será uno de los peores días de su vida».
—hoy es el dia—.se dice mirándose al espejo, en su desordenada habitación, la verdad es que cambiado mucho ahora soy bastante ordenado.

—Hoy es el día en que le diré que la amo—.se repite, pongo los ojos en blanco.

Sale apresurado sin despedirse de sus padres, pobre idiota, «era tan egoísta».

Corre por la acera. —fíjate bien hay estoy corriendo hacia su casa, era tan idiota que preferí corre dos kilómetros antes que tomar el autobús—.ella se ríe.

El pobre muchacho llega sudando y exhausto, se desabotona el cuello de la camisa para respirar mejor, no se sabe si el sudor es solamente por el cansancio, o por no saber a qué se enfrentara.

Pone su mano sobre la columna, para tomar aire, alguien e acerca por detrás de él.

—Hola paco—él se levanta, se gira y le saluda con amabilidad, «maldito bastardo».

—No pienses palabrotas, paco es de mala educación—.me reprende, mientras se lleva un puñado de pringles a la boca, mejor dicho se llena la boca, Silvia nunca aria eso.

—Es de mala educación, comer con la boca abierta—.me suelta una mirada asesina, el suelo cambia a colores intenso, pero luego se serena cuando ella comienza  a reírse, levanta las manos para no atragantarse con la bestial cantidad de fritura que tiene en la boca.

Respira con fuerza y traga, veo como el mundo se decolora, me levanto rápidamente, corro hacia ella y le doy un golpe seco detrás de los pulmones, no funciona.

La levanto y aprieto su cuerpo contra el mío, mientras hago presión en el centro de su estómago, finalmente vomita, la masa que solía ser frituras, el mundo vuelve a teñirse.
—Gracias paco—.atina a decir tomando bocanadas de aire.

—por eso hay que comer de a pocos—.se ríe y tose «para ser omnipotente, no es muy sensata».

—me mira enojada, como diciendo te he oído—no le presto importancia y vuelvo a mi lugar, donde ahora hay una botana, nueces secas, mis favoritas, ella me hace un guiño.

Estoy a punto de devolverle el gesto, cuando me recuerdo que ella no es Silvia.

Solo un ser omnipotente que tomo su apariencia.

Cojo un puñado pequeño y la voy comiendo de a una, mientras la escena pausada vuelve a moverse.

—hola, colega, como has estado—.me pregunto si lo jóvenes de hoy seguirán diciendo colega, no importa, me llevo una pasa a la boca.

—bien, oye ha que has venido—.se pone nervioso aunque intente disimularlo.

—yo bueno, veras ella tenía dificultades con unos problemas de trigonometría, así que si, a eso he venido—excusa barata, en ese tiempo apenas lograba desarrollar problemas heurísticos.

Hoy podría hacerlos ebrios, bueno los hice un par de veces, con resultados mejorables. 

—Ya veo, bueno yo he venido—.se pausa «yo sé a lo que has venido, a joderle la existencia a ese sudoroso muchacho».  Aunque no le veo puedo sentir como me mira enojada.

—da igual no tengo que darte explicaciones paco—.toca el timbre con insistencia.

—YA VOY—.gritan desde el interior. La proyección se pausa.

—baya que te sudan la manos, paco, es asqueroso—.dice riéndose.

—pero, ya no me sucede—.cruzo los brazos.

—paco, no me mientas, puedo ver dentro de tu mente—.dice con superioridad.

—bueno, vale, solo me pasa cuando me pongo nervioso.

—como en ese momento—.solo asiento.

Ella ríe y retomamos la proyección.

Entonces al de ya de por si nervioso joven, se le acelera él puso, cuando la que ahora me parece una regordeta chica, abre la puerta, no es que me queje pero digamos que mis gusto han cambiado bastante, pienso mirando el ser frente a mí.

—HOLA…hola, yo, bueno, ¿Cómo estás?—.viendo desde la afuera me veo bastante ridículo, en serio me ponía hacía de nerviosos frente a ella.

—aparta paco, que tenemos, digo tengo prisa—.dice el idiota empujándome, bueno a la versión antigua de mí, cae al suelo de bruces.

—oye, no tienes que ser un imbécil—.le reprocha ella, enojándose cómicamente, inflando las mejillas con aire, para luego soltarlo en una expiración profunda.

—eso en realidad paso—.le pregunto.

—bueno si te caíste y ella se enojó, pero lo otro es un cálculo aproximativo de posibilidades estructurales cuánticas, ya un juegos de críos, para alguien con tu conocimientos.

Pongo los ojos en blanco. —que lo que no vi, lo aproximas tú con tu poder—.digo refutándole. —no era más fácil decir eso.

—oh lo siento—.dice sarcástica. —entonces desaparece y un segundo después esta frente a mí, apretujándome las mejillas.

—PARA—le increpo.

Lo hace para peor, su mano baja hasta mi pecho y se me echa encima, acariciándolo, me quedo con los brazos extendido sujetándome de la superficie, con su cara centímetros de la mía, es una copia exacta de Silvia.

Pero solo es una copia.

—ya que los dos somos adultos, por qué no nos saltamos la programación infantil—se lame los labios, los de Silvia no eran tan carnosos.

—APARTATE O DETRUYEME, TU ELIGES—.le amenazo.

Duda unos segundos y me lanza un guiño—.vaya que eres aburrido paco. —cuando termina de decirlo vuelve a su lugar.

—por cierto que demonios ha sido eso—.digo sentándome.

—Solo quería probar, si eras tan fiel como piensas, has pasado—.ríe nerviosamente, como ocultándome algo, pero no me da tiempo a pensar mucho, la proyección vuelve a moverse. —si paco no se repetirá, por el momento—remata lentamente.

Ella se le acerca, aunque no le veo casi puedo notar su cara enrojecer, mientras le levanta, tiene fuerza y no puedo evitar soltar una tonta carcajada.

Cuando logra ponerle en pie, vuelve a alejarse de él, que no para de temblar, levanta la mirada y le ve abrasándose.

Pero desestima el acto «estúpido».

Les sigue por la escalera de caracol, pero no está viendo lo escalones. «Idiota, deja de mirarle el culo, te va a pillar, obviamente a sabiendas de lo que viene».

Lo hace, apenas atina a tomarse del brandal para frenar su caída.

El resto del recorrido se lo pasa frotándose la cara.

—en serio eres un idiota—.me da una reprimenda.

—lo dice, la que acaba de lanzarse sobre mí—le mando una mirada asesina, me la devuelve, el suelo cambia a una tonalidad fuerte, regresa a la normalidad cuando mi botana desaparece.

Vuelvo a mirarla, me saca la lengua.

Cruzan el pasadizo tomados de la mano, el no parece notarlo.

— ¿Por qué esta aquí?—.le susurra al oído.

—de seguro viene a explicarme algo, ya sabes cómo es el, déjalo, lo escuchare y se ira—.el siente.

Le suelta la mano y se gira hacia el sonriéndole, trata de ocultar su incomodidad, pero los temblores le delatan, está nervioso.

—sabes…hay algo que tengo…que decirte…sabes—.tartamudea, «vamos tío sí que das lastima, dilo ya joder y acaba con este tormento».

—oh, tranquilo, paco, porque mejor no nos sentamos—.detrás de ellos el tipo empieza a quejarse, desesperado, ella le manda una mirada asesina.

El asiente nervioso, y pasan de él, siguiendo caminado por el corredor hasta una mesa blanca plástica con varias sillas del mismo material.

—Esto se pone, interesante—.dice llevándose un gran puñado a la boca.

«Como te vuelvas atragantar, no te ayudo» .pienso mandándole una mirada asesina, ella solo se ríe con la boca llena.

Cuando se sienta, el no deja de temblar, se frota las manos entre sus piernas, el otro tipo esta recostado en el marco de la puerta, asiéndole un ademan para que se apure.

— ¿Qué es lo que quieres decirme, paco?—.sostiene entre sus manos la suya, él no le mira, mira el suelo.

—Yo te quiero, sabes—dice tímidamente, el tío detrás ponen lo ojos en blanco, al igual que yo, viendo lo estúpido que fui.

—oh paco, yo solo te veo como un AMIGO.

—Si pones pausa ahora, veras el segundo preciso, en que su voluntad se quebró—le digo irónico, pero en verdad trato de contener las lágrimas, pero no es por eso, no lo sé, no lo quiero saber.

—Yo, hace mucho que no veo a alguien entirse así—.dice compresiva, ya es tarde es comenzado a llorar.

Bajo la mirada, nunca me ha gustado que me vean vulnerable.

Siento su calidad mano sobre mi mejilla.

—YO…—.no logro armar palabras.

—leo tu pensamientos no hace falta que me digas que tienes miedo, estas terrado por la idea de que nunca más ver a Silvia a la verdadera—.su mano baja hasta mi pecho, no la detengo.

—Tomate esto—.levanto la mirada en mi mano ha aparecido una baso con un perfecto whisky en las rocas.

Agita el luido y veo por unos segundos, el amarillento líquido, siento su olores asomarse por mi nariz, lo acerco a mi labios.

«Necesitas estar sobrio para encontrarla» me repito viendo sus morados ojos, hasta que me obligó a alejar el vaso y entregárselo a ella, asiente y lo hace desaparecer.

Se queda a mi lado, abrasándome, sé que no es real, pero no puedo evitar que su cercanía me consuele.

La proyección vuelve a moverse.

Ya no tiembla se queda quieto, como un reloj que acaba de romperse.

—VAMOS pringado de mierda afuera, que los adultos van a jugar, te lo digo así o más simple majareta.

No se pone mientras le sujeta de ambos hombros, levantándolo en peso, ella se le acerca y le sujeta, pero él logra zafarse y la empuja hacia el suelo, baja la mirada.

Le lanza con fuerza, hacia el corredor, cae como un bulto muerto, muerto por dentro.

El sonido de la puerta azotándose y cerrándose, le devuelve.

Se levanta y corre tan rápido como puede hacia su casa, donde no hay nadie.

Cuando llega a su habitación, rompe la alcancía de cerdito, recoge las monedas, sin importarle rasgarse y cortarse las manos con la cerámica afilada que protege al dinero, que comienzan a sangrar.

Sale hacia la calle y entra a la primera tienda que encuentra, coge una botella de whisky, le tira todo el dinero al cajero y sale antes que logre decirle algo.

Cierra la puerta de su habitación con fuerza, la tranca, se derrama sobre el piso y entre lágrimas y tragos se pasa el resto de la noche.

Hasta que el alcohol le atonta, le hace olvidar el dolor del  alma y el de los cortes en sus manos, le da su estúpida felicidad.

El recuerdo se frena.

No sé si porque ha terminado o porque ella lo ha frenado.

Siento su cuerpo apretándose con el mío, me abrasa con más fuerza, siento su verde cabello sobre mi cara.

— ¿Cómo te volviste a enamorar?—dice arrastrando las palabras.

—fue Silvia, eso es todo, ella curo mis heridas—.digo sonriendo.

—nunca conocí a alguien como tú puedes quedarte aquí con migo, serás eterno como yo lo soy, nuca más sentirás el dolor, puedo hacer todos tus deseos realidad, SI TE QUEDA—remata lentamente, parece suplicarme, mientras empuja sus pechos contra mi torso.

—puedes pedirme , lo que sea, te lo daré.

—Tráela de vuelta—digo mirando el infinito sobre mí.

—si estuviera en esta realidad lo haría, pero fuera de ella mi poder no es tan grande, eso no lo puedo—dice tristemente

—entonces no hay nada por que quedarme aquí.

Le aparto y me pongo de pie.

—TENGO RETOS QUE CUMPLIR, TENGO QUE ENCONTARLA—digo con determinación.

—que así se paco—dice con tristeza, un portal se proyecta frente a mí.

—Pero no olvides que tienes un deseo de mi parte, pídelo con sabiduría—dice mientras me alejo.

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