25 de febrero de 2017

FABULOSO RECUERDO;RETO#12 EL LIBRO DEL ESCRITOR.

RETO#12 FABULOSO RECUERDO.

FABULOSO RECUERDO

RETO#12 EL LIBRO DEL ESCRITOR.


PREMISA:Combina estos tres personajes a modo de secundarios: ‘el hombre de hojalata’, ‘un dragón enamorado’ y un ‘ogro’ para hacer con ellos una narración fantástica.

FABULOSO RECUERDO

Camino sujetando la larga mano de mi madre, hacia el enorme portón de madera, es una amistad inusual normalmente las liebres y conejos no nos llevamos bien pero Cecilia es una vieja a mí de la familia, es una gran mujer, el detalle tiene tres hijos idiotas, bromeo, bueno si son idiotas pero también mis amigos.

Ella toca el timbre, pronto su delicada voz se escucha del otro lado, como un eco, en la enorme casa, es un choque teniendo en cuenta que yo vivo en la ciudad apretujada en un apartamento.

Una pequeña asoma de la rendija que se abre.

Es marcos; le sonrió.

El me devuelve una sonrisa tímida, mientras sostiene la puerta, pronto llega su madre a ayudarle a terminar de abrirla.

—hola, Emma—.se saludan besando el aire a ambos lados de la cara de forma rítmica, «no pueden darse solo la mano, en vez de hacer un saludo tan complicado».

—Hay muchas cosas de que hablar—.le dice sonriéndoles. —por qué no dejamos que los muchachos jueguen.

Baja la mirada. —los chicos están en la habitación de atrás, Silvia.

—Quieres venir a jugar, estamos interpretando una escena fantástica—.dice marcos, restregando la punta de su pata sobre el mármol, no parece darse cuenta, pero me está haciendo ojitos.

—vamos marcos—.le sonrió, creo que se sonroja.

Pasamos por el lado de Cecilia, me cuesta un poco seguirle el paso, las liebres son más grandes que los conejos y se desarrollan más rápido.

Pero más que eso me paro de vez en vez a contemplar la enormidad del lugar, no creo que solo sea por mi talla.

Una gigantesca araña de cristal negro cuelga del techo, que esta adornado con patrones geométricos en dorado y plata, voy bajando la mirada por estos, hasta el marco del corredor donde espera marcos, este esta defendido por dos largas plantas, las que  el nombre desconozco puestas en masetas de cristal.

Que se extiende hasta rozar el techo, parecen enredaderas.

«Fácilmente podrían vivir una diez familia solo en esta sala».

Le sigo a través del pasadizo, hay puerta negras a los flancos un a lado de otras no las cuento.
—HORA DE LA HAZAÑA—.gritan desde el final del pasadizo, es la voz de adrián.

Cuando llegamos ahí están los hermanos mayores de Marcos, llevan puesto trajes que logro identificar como un ogro y un hombre de hojalata, están en una gran habitación, con roperos en el perímetro, que llegan hasta el techo, a unos tres metros más o menos.

A lado de su improvisada lucha, hay un traje de color rojo, apachurrado en el suelo y a su lado un sombrero en forma de cono de color amarillo.

Se paran cuando notan nuestra presencia, adrián con los puños arriba y Samuel defendiéndose.

—Hola Silvia—.dice bajando lo brazos y con una sonrisa, tratando de lucir elegante, pero el traje reflector que trae lo hace ver más bien ridículo, como una hamburguesa envuelta en aluminio.

Me llevo las manos al hocico, rio con fuerza, la suficiente para que lo note y ponga los ojos en blanco.

—Que pasa coneja—.dice Samuel mientras se pasa las manos por el pecho, para quitarle las arrugas a su traje de color verde encendido.

—Aquí viendo como hacen sus payasadas—.le digo con una sonrisa desposta.

—oh, lo siento mi lady, quieres pasar a tomar él te—.responde irónico Marcus, haciéndome reverencia.

—no, hombre de hojalata—.quiero sonar irónica pero termina sonando ha cumplido, el me sonríe, le lanzo una mirada asesina.

—quería saber si Silvia puede acompañarnos a jugar—.dice tímidamente marcos.

—Claro, Samuel, pásale el gorro—el asiente y se acerca a este para recogerlo, luego hacia mí, extendiéndome su mano.

Miro desconcertada el gorro. —Que se supone que es esto—.le pregunto tratando de no sonar altanera o maleducada.

—pues, tú qué crees—.hace un pausa esperando que le responda, pero en serio no tengo idea. —vamos, no lo has pillado, es el disfraz de damisela en apuros.

Lo lanzo al piso, haciendo una mueca de desdén.

—Dame el otro, adrián—.digo enojada golpeando el suelo con la pata sucesivamente y señalando el montón de color rojo, mientras tengo el otro brazo cruzado sobre mi pecho.

El cobarde retrocede un poco, «le he intimidado».

—vale, Samuel, dale el traje del dragón—.este se queda quieto por un segundo, le lanzó una mirada asesina, comienza a moverse, me acerca el traje.

Me lo pongo con facilidad es como un vestido, pero no de mi taya.

Me remango las mangas con impresiones de escamas, me llevo las orejas hacia atrás para poder ponerme la capucha, que forma pliegues a los lados, producto de la tela sobrante.

—más que dragón, pareces una lagartija apachurrada—.comienzan a reírse.

—ya, ¿vamos a jugar o no?—.les grito para que se callen, no me contengo de hacer un berrinche, golpeando el suelo con los pies.

Piso la tela sobrante y caigo de bruces.

Se ríen con más fuerzas.

Siento un mano que me ayuda a levantarme, volteo y la tela me tapa hasta la altura de los ojos, quien me ayudo a levantarme ahora me remanga la capucha, es marcos.

—gracias marcos—.digo, secándome los ojos, con las mangas, no quiero que me vena llorar, no les daré ese gusto.

—que amble marcos, teniendo en cuenta de que ella te acaba de quitar la chance de jugar con nosotros—aplaude sarcásticamente, adrián, Samuel le acompaña, luego que este le mire.

Sus labios se mueven, los leo, dicen: “lo siento Silvia, pero es mi hermano”, no le creo, no creo que lo sienta.

Escucho pasos alejándose de mí, volteo, macos se está yendo por el corredor.

Corro hacia él, le tomo de la mano, le he asustado, pero se queda quieto.

—está bien marcos, si quieres te puedo dar el traje del dragón, al cabo que ni quería jugar con tus hermanos—.digo amablemente.

—no, Silvia, yo de todas formas no me gusta jugar con adrián, es el bastante brusco, sabes—.dice sin mirarme del todo.

—no le des el gusto de vean, que te han herido—.tomo su mano entre las mías, el asiente.
Regresamos a la habitación, donde Samuel y marcos han retomado sus peleas. 

Toso con fuerza, como mama hace cuando papa esta distraído en su trabajo.

Últimamente lo hace más, por qué papa ha estado abstraído en un nuevo documental, él me ha dicho que llamara: “REPTILIS, ¿mito o realidad?”.

Funciona, se detiene a mitad de los golpes.

—entonces, te nos une—.pregunta Samuel.

—solo si marcos también juega—.digo señalándole.

—Bueno, pero solo queda el disfraz de damisela en apuros—dice retándole, retándome
Lo miro y el me devuelve la mirada, asiente, se acerca su hermano y toma el gorro, se lo pone.

Cuando empiezan a reírse, le lanzo una mirada asesina a ambos, les hago retroceder, sonrió con satisfacción.

—Ahora ya no son liebres, ahora son un hombre de hojalata y un ogro—.les digo, apoyándome de mi imaginación, ellos asienten.

—y yo, YO SOY UN DRAGÓN ENAMORADO—.les grito, gruño  y me lanzó hacia ellos.

Los golpes van y vienen, el pobre de marcos se ha quedado quieto observando a sus hermanos y a mí peleando “épicamente”.

Los ataques hechizos, espadazos y llamaradas de fuego van y vienen, en mi imaginación claro, en la realidad nos vemos patéticos, pero no me importa.

Pronto termina cuando calcino sus pequeños e insignificantes personajes.

Yacen sobre el suelo envuelto de lava, suplicándome misericordia.

Pero hoy no tengo ganas, termino de freírlos.

Todos nos reímos.

—Eres buena jugando, por qué no viene otro día—.me dice adrián acercando su mano, la estrecho, asintiendo.

—Ustedes tampoco son tan malos chicos—.ellos sonríen y asienten.

—Muchachos a comer—.gritan nuestras madres.

Adrián y Samuel salen disparados del lugar.

Me quedo sola con marcos.

—Gracias Silvia, de no ser por ti me habría ido—.dice arrastrando las palabras.

—está bien damisela, ahora vamos a comer—.él sonríe, nos tomamos de la mano y salimos por el corredor. 

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