28 de febrero de 2017

LEGENDARIA MIZUKI;RETO#15 EL LIBRO DEL ESCRITOR.

RETO#15 LEGENDARIA MIZUKI.


LEGENDARIA MIZUKI


RETO#15 EL LIBRO DEL ESCRITOR.


PORTADA:¡Cambia el devenir de los hechos! Elige un momento histórico clave y construye una realidad totalmente diferente, ¿qué hubiera sucedido si…? Practica sin miedo toda tu destreza con la descripción.


LEGENDARIA MIZUKI

Claudia me soba el pecho y se levanta, se pone las bragas y el short deshilachado, que se aprieta a su caderas, se gacha delante mío, para levantar la blusa rota, igual se la pone dejando al descubierto sus senos, me sonríe y sale por la puerta.

Me estiro un poco por la cama, para levantarme y vestirme, cuando termino, un portal se abre a lado de la cama.

Claudia deja caer la ropa al verlo, se hago señas para que no grite y ella lo ahoga con la garganta.

—Solo termina de vestirte—.ella asiente, se coloca la playera rosa y unos pantalones verdes, cuando acaba se me acerca y recuesta sobre mi hombro.

—Claudia este es un portal como el que atravesamos para llegar aquí, yo estoy obligado a pasar por él, pero tú puedes elegir quedarte aquí con Silvia y paco o seguirme—.la escucho suspirar.

— ¿Pero a donde lleva?—.pregunta con curiosidad más que miedo.

—Sinceramente no lo sé, puede ser un lugar peligroso o a cualquier cosa que puedas imaginar—.digo tratando de calmarla, aunque sé que no hay una forma de lograrlo cuando no sabe que habrá del otro lado.

—si estamos juntos está bien—.ella toma mi mano y yo aprieto la otra en puño sintiendo el anillo de plata, «paco ya no eres un hombre casado, solo un hombre con una promesa», asiento.

Comenzamos a caminar hacia el portal, lo atravesamos.

Cuando salimos, aún estamos tomados de la mano, estamos frente a una gran pradera bordeada de colinas llenas de vegetación pequeña, algunos árboles.

Claudia me señala con el dedo, le sigo con la mirada, hay alguien a unos cien metros de nosotros, es la única persona hasta donde alcanza a ver.

Comenzamos a caminar hacia esta.

Empiezo a notar que lleva algo parecido a una armadura de color blanco, con una falda del mismo material con pliegues negros.

La persona tiene el cabello de color oscuro esta hacia arriba como una melena.

Cuando estamos a un par de pasos, logro ver una especie de cola agitándose contra el viento, voltea y no detenemos.

Es una mujer y lleva un extrañó visor sobre el ojo izquierdo es de un material reflectante tintado en verde, que se apoya y extiende hasta una orejera, luce enojada.

—Los ha mandado los romanos cierto—.espera un segundo, con mirada firme. —Le dije a esos estúpidos que no necesitaba refuerzos y menos de debiluchos como ustedes—.pone los ojos en blanco. —que solo son cien mil adversarios, manejable para una guerra de clase alta como yo.

Su visor comienza a proyectar números, mientras nos observa.

—mi día de suerte un anciano miserable y una vaca gorda—.dice con superioridad.

Claudia me suelta la mano y se mueve rápidamente hacia ella, pero no lo suficiente, su cara es intersectada, por la palma extendida de la mujer con él rastreador, sale despedida a unos diez metros.

Tiene una fuerza inhumana, eso sumado a su traje y tecnología, me hacen pensar de que no es de aquí, igual que nosotros.

—no eres terrestre, cierto—.le digo con rapidez.

—Que te hace pensar eso—.me contesta nerviosa, detrás de ella su cola se asoma, la señalo, rápidamente se la coge y la enrolla alrededor de su cintura.

—no te preocupes no eres la primera especie no humana que conozco—.ella me mira sorprendida—.puedo ayudarte soy miembro de la OIA organización intergaláctica unida.

—en serio puede sacar a mi pueblo de este horrible planeta—.asiento, creo que sonríe, pero vuelve a su expresión seria rápidamente.

—claro solo necesito construir un transmisor para mandar una señal y las naves legaran en una hora, partiendo de que estén en este sistema solar, sino tomara un par de días, pero llegaran.

—bien pero si me engañas te matare—.extiende su palma y veo como un esfera de energía se materializa de esta, levita a centímetros de su mano, la lanza pasa a centímetros, siento un calor breve pero gigantesco, volteo y le veo impactar, desapareciendo un árbol por completo.
—Esa fue una minúscula muestra de mi poder—. Sonríe con superioridad, asiento.

Escucho un leve gemido, camino hacia Claudia, la abofeteo un par de veces para que reaccione y la ayuda a levantarse.

—Podemos ir ahora, si quieres—.le digo mientras no acercamos, ella niega con la cabeza.
—no, le prometí al imperio romano que acabaría con sus adversarios y eso hare, mi especie tiene honor en su palabra, siempre—.estira la cara hacia arriba y pone los brazos sobre sus caderas—.cumplimos nuestras promesas.

—acabar ósea hacer que se rinda—.pregunta Claudia que termina de reponerse del golpe.
—no estúpida vaca, aniquilarlos, destrozarlos, bailar sobre sus cadáveres ya sabes lo típico—.responde sin inmutarse.

—eres un monstruo—.yo la miro con sorpresa, «que carajos Claudia tu especie come humano, tú misma me quisiste devorar ayer y vienes aquí a hablarle de moralidad, sin ni siquiera conocer su cultura».

—persona lady por ser tan egoísta, de poner primero las vida de mis hermano y hermanas, sobre la vida de unos desconocidos—.Claudia bufa y se calla. —sino pelo y los derroto el imperio romano cancelara la amnistía que ha mantenido con mi especie, anuqué peleáramos todos, igual no podríamos matar a todos esos bastardos—.continua y siento un golpe en el estómago, como si el aire se pusiera más denso.

—no te preocupes será rápido y luego tú me ayudara a contactar con los que nos sacaran de aquí—.me señala. —en cuanto a ti vaca vete a pastar por allá, pero no te metas en mi camino o te rostizo—.le lanza una mirada asesina, haciéndola retroceder y a mí en el proceso.

Finalmente Claudia asiente, la dejamos calentando y estirándose, nos retiramos a una colina, unos cien metros de donde esta ella.

No sentamos sobre la verde hierba, incapaces e impotentes de hacer algo, «no es mi pelea y aunque lo fuese a quien apoyar, quien tiene la razón, cuando ambos bandos solo ven como solución matarse hasta que no quede nadie», sacudo la cabeza y me recuesto.

Claudia de espaldas a mí, comienza a arrancar trocitos de pasto y se los lleva la boca, primero de apoco y luego con ambas manos, «le habrá gustado el sabor».

Me llevo el brazo sobre la cara, para taparme del sol e intento descansar y no pensar en la masacre que sucederá pronto.

El suelo empieza a temblar, me incorporo de golpe, le polvo empieza a levantar miles de personas, algunas a caballos empieza a descender por las colinas, como una macha avasalladora.

El horizonte se ilumina, cuando ráfagas de energía empiezan a salir «de sus manos supongo», hacia el pobre ejército, que intenta evitarla, pronto la colina empieza a desmoronarse por la fuerza de los ataque.

Una gran bola de energía se forma cuando ella levanta ambos brazos hacia el cielo, debe medir veinte metros de diámetro, la lanza, la colina entera desaparece, los escombros se pulverizan en el aire, «al menos no sufrieron, sus cuerpos debieron vaporizarse de inmediato».

—Ha terminado rápido—.volteo para mirar a Claudia que esta de espaldas a mí, le toco el hombro trata de responderme, pero su mejillas llenas de pasto se lo impide, le hago una señal como diciéndole sigue en lo tuyo, ella asiente y vuelve a mirar hacia otro lado.

Pero no ha acabado, la gente empieza a bajar de todas las colinas al redor, pronto le rodean.
Ella no se inmuta.

Crea un esfera extremadamente brillante del tamaño de su cabeza, la lanza hacia le cielo gritando algo que no logro entender.

Se sienta sobre sus rodillas, con el brazo extendido hacia la esfera que ha aumentado varia veces su tamaño, debe medir cine metros, por lo alto que esta.

Cierro los ojos cuando su resplandor empieza a enceguecerme.

Ríe hueca y sombríamente, esta se trasforma en un grito cultural que llena toda la pradera.
Su cuerpo empieza a cambiar.

Ella está creciendo, no es más que eso, se está trasformando en un mono gigante de uno treinta metros, lo único que queda de la mujer es su traje protector, que se ha amoldado a su enorme cuerpo.

Su risa se mescla con los gritos de terror de las personas.

Pronto empieza a caminar pisoteándolos y resquebrajando el suelo, tensa sus piernas y brazos, encogiéndose levemente, mientras es tacada inútilmente por sus adversarios.

Un rayo de energético sale desde su hocico, pulverizando y destruyendo todo lo que toca, en segundos, el ejército se reduce a cenizas que flotan en el espeso aire, que vuele a chamuscado, ella comienza a saltar sobre el lugar que arde en llamas.

Está celebrando.

Tomo la, mano de Claudia y la sujeto para levantarnos y correr, para ganar algo de tiempo, ella voltea con la boca llena y deja caer el pasto masticado, cuando habré la boca increíblemente, está sorprendida y aterrada.

Comenzamos a correr.

El suelo tiembla bajo nuestros pies, volteo, se ha dado cuenta y se está acercando.

—maldito humano, regresa aquí cumple tu promesa—.me dice con la misma voz que tenía antes de transformarse, al parecer mantiene su conciencia aun en ese estado.

Me planto con fuerza, Claudia me hala y cae al suelo de culo, pronto se recupera y sigue corriendo.

—paco, que haces, te matara—.me grita a unos diez metros de mí, deteniéndose.

«Nunca dejes que vean tu debilidad»—.pensé que necesitabas tu espacio para juguetear. —le digo con superioridad ala enorme figura que se alza frente a mí.

Ella sonríe, enseñándome sus gigantescos caninos, su pelaje es oscuro, resaltando sus ojos rojos encendidos.

—Ya sabes, a veces me pongo intensa—.dice burlona.

—entonces quieres te ayude o no a contactar con OIU—.le grito, ella frunce el ceño.

—valer, no tienes que enojarte—.acerca su palma para que me suba en ella, veo a Claudia congelada de miedo mientras me sube y pone sobre su hombro.

La toma de la cintura, ella suelta un grito agudo, pero la sigue elevando poniéndola frente a su cara. —que pasa vaca, ya no eres tan valientes, mira necesito a tu amigo, pero a ti no, así que no hagas ninguna estupidez o te devoro, entiendes—.asiente con rapidez «ahora sabes lo que se siente» no puedo evitar soltar una risita.

Finalmente luego de un par de suplicas, la pone en su otro hombro, comenzamos a movernos.
Bajo de mí, está el suelo chamuscado y lo que hace segundo fue un glorioso ejército, reducido a nada.

En poco tiempo recorremos un par de kilómetros.

Finalmente veo una planicie con pequeñas casa en forma de medio huevo, comienza a desacelerar.

Se arrodilla y nos deja sobre el suelo, Claudia cae de culo, esto la despierta, corre a apoyarse en mi hombro, en verdad está asustada.

Un hombre de su especie se acerca, su armadura está rota a la altura del estómago, como si hubiera recibido un disparo.

—mizuki; quienes son tus amigos—.pregunta con tranquilidad, aun cuando su rostro refleja el peso de cientos de batallas.

—papa, ya te dije que me llames legendaria mizuki—.dice poniendo los ojos en blanco. —este hombre nos ayudara a escapar de este planeta, la vaca su lado viene de acompañante. —la empuja con un dedo, haciéndola caer sobre sus brazos, solo porque puede.

Veo como la esperanza comienza a resurgir, en su viejo rostro, una sonrisa se forma, se acerca a mí, acelerando el paso.

Me indica que le acompañe a mí y a Claudia, comenzamos a seguirle, hasta un enorme cráter, cuando logro ver lo que está en el fondo me sorprendo, es un nave de unos cien metros, suficiente para transportar a veinte de ellos sin transformarse.

—vinieron allí—.pregunta Claudia.

—nos estrellamos ahí—.suelta una carcajada.

Intercambiamos un par de palabras, yo le pregunto si tiene un par de piezas, el me señala donde poder encontrarla, terminando bajando los tres deslizándonos por la tierra suelta.

La primera esta debajo de un gran barra metálica, Claudia se nos adelanta y se pone en posición para sostener el peso.

—espera, muchacha—.le increpa, ella voltea para verlo confundida. —como se te ocurre que vas a levantar peso en su estado—.señala con el dedo, lo sigo. «Creo que se ha pasado con el pasto», ella se lleva ambas manos para tapar su abultado vientre, creo que esta avergonzada, finalmente se pone de pie, caminando con dignidad hacia nosotros, halando su playera inútilmente, la tela es elástica, pero también tiene sus límites.

El viejo levanta con una sola mano, la barra que debe pesar una tonelada más o menos, trato de disimular mi sorpresa, «pero que carajos es que todas las especies, ¿son más fuertes que los humanos?».

Me toma una hora reunir todos los componentes para el transmisor.

Cuando salimos del cráter se ha hecho casi de noche.

Misuki no espera sentada a lado de una de las casas que se ve empequeñecida por su tamaño, ella sostiene una esfera de energía pequeña que alumbra con fuerza.

Nos acercamos a esta y junto con el viejo comenzamos a construir el aparato, mientras lo asemos me explica que su especie tiene la habilidad de transformarse a voluntad cuando ven la luna, que mizuki aún era joven y que estaba aprendiendo a controlar la totalidad de su poder, no quiero imaginarme el alcance de este teniendo en cuenta, que según él, con un diez por ciento de control que pose ella ahora, acabo con cien mil personas como si fueran hormigas.

Cuando terminamos mano la señal basado en la oscilaciones del átomo de carbono.

—ahora solo queda esperar—.le digo al viejo, el asiente.

—hasta entonces los tendré vigilados, sobre todo a tu amiga vaca—.dice lamiéndose los gruesos labios, Claudia tiembla.

—se amble con la chica, está en espera—.solo atino a reírme.

Claudia se acurruca a mi lado y luego de un par de horas me quedo dormido.

El resplandor multicolor me despierta, un mensaje contundente aparece en la pantalla resquebrajada.

“coordenadas recibidas, dos naves de rescates están en camino, llegaran en una dos horas, firma la OIU”.

—MIZUKI DESPIERTA—.ella gruñe, haciendo temblar levemente el suelo.

—Que pasa humano—.me dice terminando de sobarse los ojos.

—han respondido, ya vienen—.ella se para de golpe, respira para aclamarse y le da un ligero toque al techo de la casa junto a ella, esta se sacude.

El viejo abre la puerta, y se soba la cara para despertarse, lo llamo y él se acerca corriendo, le señalo el mensaje, termina de leerlo, salta de la alegría, grita y me abrasa.

Me suelta cuando suelto un grito, caigo al suelo de culo, revisándome a ver si me quebró una costilla.

No, menos mal, suspiro de alivio.

Dos horas después, los motores cuánticos de las naves iluminan el firmamento y comienza a descender a unos cien metros de nosotros, como un faro iluminan la negra noche.

El viejo dirige al grupo conformado por diecinueve seres entre ellos mizuki.

Cuando estamos llegando los soldados de paz, levanta su blaster hacia ella.

—les exijo que bajen sus armas—.mizuki empieza a cargar un rayo en su boca.

Estoy en medio de los dos grupos.

El viejo, reprende a su hija y ella cierra la boca, luego camina hacia mí.

—disculpen a mi hija, es joven y estúpida, este hombre los llamo para que nos ayudara, su trabajo es ayudarnos, así que solo les pido que no regresen a nuestro planeta, quiero ver a mi esposa y ella a su madre.

Por un segundo pienso que será una masacre, cuando los grises finalmente bajan sus armas.
Comienza a entrar de a uno hasta que solo queda mizuki y su padre.

—cariño, debe transformarte o no te podrá llevar la nave—.le dice tiernamente, ella lucha contra la idea pero asiente.

Su cuerpo comienza a disminuir y los rasgos de mono se borran y queda la mujer que conocimos este día, comienza a caminar hacia la nave.

El viejo se me acerca, me estrecha la mano.

—mi gente está en deuda contigo, siempre te recordaremos, si alguna vez estas en problemas, solo búscanos mi especie te apoyara—.asiento y me despido.

Veo las naves perderse en el infinito de las estrellas.

Claudia por fin se mueve, con esto me eh dado cuenta de que es algo nerviosa.

—oye, como haces para no tener miedo, paco—.me giro y le veo confundido. —ya sabes yo estaba paralizada de miedo cuando ella se acercó transformada hacia nosotros.

—ese es mi secreto, Claudia—.le tomo de la mano. —siempre estoy asustado.

Me abofetea.

—Claudia no te enojes, te puede hacer mal en tu estado—.resalto la última palabra.

—Idiota—. Dice ofuscada y haciendo una pataleta, cuando termina, deja sus brazos caer, atrás de mi cuello y no besamos.

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