22 de febrero de 2017

COMPAÑERA DE SILVIA;RETO#9 EL LIBRO DEL ESCRITOR.

RETO#9 COMPAÑERA DE SILVIA.


COMPAÑERA DE SILVIA


RETO#9 EL LIBRO DEL ESCRITOR.


PREMISA:Escribe un relato que integre las palabras ‘luz’ y ‘cuadro’ como elementos relevantes del argumento.

COMPAÑERA DE SILVIA

Presiono la almohada contra mi cuerpo y miro el vacío cuadro que es mi habitación, frente a mí solo resalta el inodoro metálico acompañado de un lavadero del mismo material, aprisionándola con mis largas piernas y brazos, reposo la cabeza sobre ella, ayer casi no dormí, alguien gritaba, venían de la otra habitación, pero lo que me asusto fue cuando se quedó en silencio.

La luz entra de golpe por la pequeña ventana sobre mi esta al menos a cuatro metros y es muy pequeña para caber, por ella.

La puerta abriéndose me distrae, es Sara, entra sonriendo.

—Hola Silvia—.dice mientras deja una bandeja a mi costado, suelto la almohada que rueda hasta el suelo.

Cojo el cartón de leche con una mano, con la otro introduzco el sorbete, comienzo a beber.

Sara se sienta en el suelo, la dejaría sentarse junto a mí, pero creo que la cama no resistiría.

Pongo una mano en su enorme hombro, me quito la pajita de la boca y un par de gotas caen sobre mi bata. — Sara, sabes ayer escuche gritos de la habitación de al lado, ¿sabes algo de eso?—.ella sonríe y cierra los ojos, como si recordara algo gracioso, también lo hago.

—oh, no te preocupes Sara, solo era una perra insignificante que se coló, pero ya me encargue de ella—.entrecierra los ojos, como esperando que me ría, solo atino a seguir tomando mi leche.

—pero no hablemos de eso, hoy tiene algo muy importante que hacer—.dice acariciando mi cabello, pienso en alejarme, pero el dolor en mi cara, hace que me queda quieta, ella sonríe. —hoy harás una prueba para elegir compañera.

Escupo la leche por la emoción, alguna gotas chorrean por mi nariz, ella empieza a reírse, sus carcajadas llenan la habitación, le lanzo una mirada asesina, no se da cuenta, me pregunto con quien me tocara estar.

«No importa es mejor que estar sola».

Sara espera a que termine de beber, para acompañarme a lo que ella llama “la sala de pruebas”, cierra la puerta tras de mí.

Por un segundo escucho un ligero gemido viniendo de la puerta S 20, «debe ser el aire».
Caminamos un poco y confirmo mis sospechas hay muchas puertas, en total 52, todas con el mismo patrón la letra S acompañada de un número.

Giramos varias vece y nos movemos por pasadizos, adentrándonos cada vez más en la roca, me detengo un segundo, al ver un cartel con una flecha a la derecha que dice: “S 1 CONTENCIÓN”

— ¿Qué es eso?—.pregunto a Sara, que ha notado mi curiosidad, vuelve a acariciar mi cabello.

—oh linda, no es nada, solo es un lugar donde ponemos las cosas problemáticas—.dice nerviosa y escupiendo la última palabra como si le doliera.

Antes que pueda decir algo, me palmea el culo, para que avance, lo hago.

Después de unos minutos llegamos a una puerta gris, con el cartel que indica: “sala de pruebas”.

Sara pone su enorme mano sobre la pared, esta emite una luz, como si la escaneara, al terminar la puerta se abre.

Cuando entramos, tengo que taparme la cara, para protegerme de la luz que me da de lleno.
—lo siento cariño, tardaras unos segundo en adaptarte a la iluminación—.dice sobando mi espalda, asiento.

En efecto ahora puedo ver que provenía de dos enormes lámparas colocadas en cada esquina de la habitación.

En medio de ella hay una mesa metálica con algo negro en su centro, que tiene una silla del mismo material, frente a esta, un gran espejo de lado a lado de la habitación.

—se una buen chica y siéntate hay—.ella me señala la silla, asiento y camino hacia ella para sentarme.

Ella toca la mesa y la esfera frente a mi comienza a levitar a treinta centímetros de la superficie transformándose en un diamante que se abre, pronto comienza a emitir una luz de color verde.

—no te preocupes es solo un holograma—.este proyecto una frase: “la prueba esta comenzando”.

Otro mensaje emergió pedía que pulsara la pantalla, mira a Sara ella asintió, así que lo hice.
Pronto aparecieron cuadros, al azar aparentemente, seguida de una pregunta, en total fueron 21 igual que el número en mi puerta

Algunas eran comunes como ¿de qué color es tu cabello?, respondí verde, luego de ver los cuadros tintarse.

O cuál es tu comida favorita, el guisado, aunque realmente no sé qué significa esa palabra, pero un sabor dulce invade mi boca cada vez que pienso en esa palabra.

Además el cuadro donde se muestra la comida luce apetitoso.

Otras eran extrañas como ¿si tuvieras una arma te dispararías o matarías al que te acorralo? O ¿qué opinas de los que beben sangre de unicornio?

Aquí la cosas fueron extrañas, los cuadros para la primera, mostraban a hombres de ojos oscuros y mujeres de cabello verde.

En la otra había varias diferentes seres, uno se parecía a Sara, pero más pequeña, el que me llamo la atención, fue uno que aprecia un lagarto de color rojo, ella sonrió cuando elegí ese cuadro.

Muchos cuadros después un mensaje emergió: “gracias por participar en la prueba, la ah concluido con éxito en breve le presentaremos a su acompañante”.

«Qué bueno, porque comenzaban a dolerme los dedos», me sobo las manos.

Sara apoya su mano sobre mi hombro, levanto la cara para verle, me señala la salida, me pongo de pie cuando lo hago aprovecho para ver mi cabello, ha crecido bastante, pronto podre hacerme un par de coletas, con ayuda de alguien, soy mala para esas cosas.

Le saco la lengua a mi reflejo.

Volvemos caminar a través delos pasillos hasta llegar otra vez a mi habitación; no presto mucha atención al recorrido o los susurros.

Solo puedo pensara en quien me acompañara.

Sara me deja dentro de mi habitación y cierra la puerta.

No sé cuánto tiempo pasa, me la paso jugando con la almohada, a veces lanzándola hacia el techo, otras pisoteándola o mordiéndola.

A veces me quedo viendo como la luz del exterior se va retrocediendo y la artificial se enciende.

Finalmente la puerta se abre y me pongo de pie de inmediato.

Solo es Sara, me vuelvo a sentar.

Parece sujetar algo detrás de ella, lucha un poco hasta que finalmente lo consigue agarrar, veo unos tímidos ojos  asomarse, acompañado de unas grandes orejas.

Su pequeña nariz olfatea con avidez, cuando nota que la miro se vuelve a esconder.

« ¿Es una coneja?».

Pero esta parada sobre su patas, me pregunto a qué sabrá, «basta Silvia, no la asustes».

Sara la toma y la empuja hacia mí, confirmándolo, es la mitad de mí, unos setenta centímetros, sus anchas caderas se agitan, mientras pasa el peso de su cuerpo de un lado a otro, esta delgada.

Pero es adorable, la abraso, siento su acelerado corazón palpitar.

—Tranquila no este nerviosa, ahora seremos compañeras—.digo sujetando sus manitos que se pierden en las mías, que lucen grandes en comparación.

— ¿Seremos compañera?—.levanto la mirada hacia Sara, que asiente, parece molesta.
—hora de las medicinas Silvia y compañía—.dice esto con asco.

No acerca una bandeja que luce diminuta en sus manos, tiene dos vasos y un par de pastillas, tomo el vaso y una de ellas.

Cuando la siento en mis dedos, noto espacios huecos.

La acerco a mi cara y veo una letritas talladas en la pastilla: “lilly 4415”; no le doy más importancia y me la llevo dentro de mi boca, luego bebo un poco de agua.

Veo que la conejita, tiene sus dudas, finalmente acerca su mano que baja en puño, para luego, beberse toda el agua, «baya tenia sed».

—le has atendido Sara, que les desea buena noche—.dice como si fuera un discurso memorizado, cierra la puerta, escucho el cerrojo bajar.

—ya puedes tirarlo en el baño—.le digo y ella me mira nerviosa.

—Puedes confiar en mí, no sé por qué estás aquí, pero no te juzgare si no quieres tomar tu medicación—.le digo señalando su mano aun en puño.

Ella se queda quieta con sus ojos bien abiertos, son del mismo color de los míos o eso creo.
Tomo su mano, ella se retrae como si me temiera, cuando ve que no le hago nada, se relaja.

—Mi nombre es Silvia—.digo señalándome con la mano libre. — ¿Cuál es el tuyo?

Ella intenta decir algo, pero solo logra sacar un leve gemido de su garganta, parece que la tiene lesionada.

—No importa, yo esperare hasta que puedas hablar—.le digo tocando su cabeza, ella cierra los ojos con fuerza y se vuelve a retraer con fuerza.

«Deber ser tímida».

Le sonrió y la conduzco hasta el inodoro, lentamente por que parece cojear, le indico la taza, ella deja caer la pastilla que empieza a disolverse con el líquido, ella sonríe.

Su cabeza cabe perfectamente en el inodoro,podrías ahogarla. «Aparta pesada», digo espantado el viento.

La ayudo a subir a mi cama, no sentamos frente a frente.

—así que no puedes hablar, entonces intentaremos algo yo te pregunto y negaras o aceptaras con la cabeza, ¿me entiendes?—.asiente.

— ¿Te gusta tomar las patillas?—.niega.

—entiendo, sabes a mí tampoco pero estoy obligada a hacerlo, o no podríamos tener esta conversación, ya que para este punto te habría abierto la garganta con el vaso roto—.le señalo los baso enteros en el piso junto a nosotras. — ¿es broma o no?—. « ¿Le digo en broma?», me sonríe nerviosamente.

—en serio no tienes de que preocuparte, mientras tome mi pastilla, soy, oh como dice Sara—.me golpeo el mentón rítmicamente con los dedos, me detengo cuando la veo temblar «a lo mejor quiere ir al baño, luego se lo pregunto». —ah eso, soy una buena chica, la buenas chica no le cortan la garganta a sus compañeras mientras duermen—.vuelvo a sonreírle, me devuelve una sonrisita nerviosa.

—Por cierto ¿eres una mujer no?—.la interrumpo antes que responda, tomo el vaso para beber tengo al garganta seca, doy un trago y la dejo continuar, ella asiente con avidez.

—qué bueno no me llevo bien con los hombres, sabes mande a mi último novio a la morgue—la veo retroceder, estúpida Silvia siempre tienes que asustar a tus amigas, «cállate tonto cerebro”, vale, le sonrió para aliviar la presión.

No lo logro, sigue empujándose aunque llego al límite de la cama.

—oh no te preocupes él está…trabajando hay si eso, el trabaja en la morgue, por eso dije que lo mande hay, para que trabaje—.digo jugando con mis dedos, ella asiente.

—no te estoy preguntando, maldita coneja—.la abofeteo antes de poder detenerme.

Ella me mira asustada. —lo siento debí ser sincera, es que en verdad detesto el sabor de esta cosa—.digo mostrándole la pastilla, luego de sacarle de debajo de mi lengua, ella hace un movimiento extraño y termina por caer de la cama.

—oh se ve te ves tan dulce, pero quedaría hermosa con unos botones, ¿me dejas sacarte los ojos?—hola, «vete pesada, es por ti que no puedo tener amigas», cosas bonitas, «lárgate de aquí».

Maldita sea solo logro ponerla más nerviosa.

—Rápido coneja, llena el vaso y tráemelo—.le grito.

—oh no escuches a esa aburrida, ven a jugar—. «Vete al demonio», tomo el vaso y lo rompo contra mi voluntad, aunque trato de impedírmelo, salgo de la cama y comienzo a caminar hacia ella.

—La estoy retrasando, apresúrate—.le grito, en serio cariño quiero jugar, «no te lo permitiré», vamos solo déjame córtale las patas, dicen que son un bonito amuleto, « déjala tranquila».

Escucho el caño abrirse y le veo acercarse, pero se paraliza. —si quieres seguir viva mueve el culo y dame la pastilla, rápido—.le ordeno.

Uso toda mi determinación para bajar el brazo con el vaso roto y levantar el que tiene la pastilla.

Apenas logro mantener el primero en su lugar.

—TENEMOS UNA LUCHADORA AQUÍ—.termino gritándome.

Algo en su interior se enciende, asiéndola reaccionar a una enrome velocidad, toma la pastilla, la echa el vaso esta se disuelve.

Caigo de rodilla peleando contra mí, ella cierra mi boca, pero logro abrirla lo suficiente y mantener los brazo quietos, para beber el líquido.

—Bueno, nos vemos…conejita—.digo antes de caer de bruces al suelo, con una sonrisa en los labios.

Me desmayo.

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