RETO#35 COMPLEJO GASTADO. |
COMPLEJO GASTADO
RETO#35 EL LIBRO DEL ESCRITOR.
PREMISA:Utiliza tres clichés de la ficción para hacer un escrito con ellos.
COMPLEJO GASTADO
El aire frio golpea mi hocico, mezclándose con el calor que expulso,
en parte para controlar mi temperatura, no quiero carbonizar a Silvia, que sujeta con fuerza mi pelaje, mientras recorremos
a increíble velocidad este apresurado mundo, donde una semana afuera en el resto
del universo, equivalen a un año aquí dentro.
En cierta forma por eso
la OIU eligió dejarle aquí, hasta que decidieran que hacer con ella, ya
que la leyes no se aplican a cambiantes, porque no se sabe si es ética y
legalmente aceptable juzgar a un ser por acciones realizados por otro, o peor
aún por acciones de la que no fue participe ya que no existía aun.
Algunos dice que sin por qué parte del anciano aún sigue en
su cerebro, otros dicen que no porque Silvia es un ser independiente, sin ninguna
intromisión del anciano.
Yo aún debato eso, lo cierto es que me salvo de una muerte
segura y por ello le estoy agradecida.
Poco a poco está recuperando conciénciense sobre su habilidades,
así que he tenido que mentirle, soltarle un discursito de que ella es la elegida
y chorradas así.
Rio, recordando que so lo ah creído.
— ¿Falta mucho?—.pregunta con su suave voz que apenas se
impone sobre el viento que quiebra helado parte de su palabras.
—estamos yendo al otro lado del planeta—.le recuerdo,
dejando atrás la ultimas tierra carcomidas por el fuego y la destrucción, algo
las quemo, arrasando con gran parte del bosque, pero no fui yo.
Sea quien fuere, se marchó.
Segundo después ciento con la nariz, otro regusto de una esencia,
otro ser o mejor dicho una amalgama de varios, que también se han marchado.
Me sorprende que la OIU no me haya dicho nada, teniendo en
cuenta que tienen el planeta sitiado y lo más probable es que sean consiente de
estos inesperados visitantes.
Cuando mis patas vuelven a sentir la tierra fría, en
comparación, acelero el paso, cuando le escucho toser.
Ahora que no tengo las cadenas, estoy volviendo a acostumbrarme
a mis poderes.
— ¿No estás cansado?, llevas un par de horas moviéndote y no
has descansado—.dice condescendiente.
Ya no gruño o me molesto, supongo que me he acostumbra su esencia,
me eh acostumbrado a ella.
La verdad es que no, siento como si podría seguir corriendo
por un par de semanas, hace mucho que no sentía ese poder, llevaba unos diez
mil años atado y contenido por esas cadenas.
Ahora solo quiero salir de este planeta, al cumplir mi misión,
e ir a por MR.COCH.
Quiero ver su cara cuando me vea regresar, me pregunto si ya
le habrá crecido el brazo.
Pero una pequeña incomodidad no me deja tranquilo, sabiendo
que dejare a Silvia en este lugar.
Me pienso las palabras, pero en vez de responderle así
simplemente acelero más, ella ríe, hace mucho que no escuchado a un ser reír,
antes solía hacerlo a menudo cuando aún estaba con mi hermanos y padres.
Tozo para apartar el sentimiento y me concentro en el sonido
de su vos quebrando el dolor del aire.
—ves esa enorme roca negra—.le sigo manteniendo mi vista en
esta.
—si ,¿quieres que la desaparezca?—.dice sin titubear.
—Sí, tiene unos veinte segundos o no estrellaremos con ella,
así que comienza—.le suelto y mantengo el paso.
Cuando estamos a unos doscientos metros del objetivo, aun
veo la enorme mole y no los verdes prados a los que quiero llegar.
— ¿Qué sucede Silvia?—.pregunto algo preocupado.
—No puedo hacerlos, es demasiado grande—.dice nerviosa, lo
cual es estúpido teniendo en cuenta, de que el anciano era capaz de usa sus
poderes con un planeta entero, o eso es lo que me contaron algunos miembros de
la OIU, que dijeron que lo hiso al menos una vez, aunque no me dijeron con
cual.
Pero no sé si fiarme de eso después de todo, les tomo un par
de meses descubrir que uno de ellos estaba trabajando para el bastado que me
contuvo.
—puedes hacerlo, solo debes creer, ERES LA ELEGIDA—.le suelto,
esperando que se lo crea, porque aunque quisiera ya no puedo cambiar el rumbo.
Cierros lo ojos y espero el golpe seco, de mis huesos contra
la roca.
Pero mis patas no se detienen, continúan, como si
atravesasen el aire.
Lo ha logrado.
—Has visto eso, lo he logrado—.dice sin poder contener su alegría,
acerca más su cuerpo hacia mí y creo que me abraza, algo cálido brota en mí,
pero no se trata del fuego que arde en mi interior.
Me freno de a pocos, cuando el aroma inunda mi ser, es dulce
y fresco, en cierta forma como ella.
Se baja de mi lomo, cuando termino de detenerme, corriendo
hacia adelante y comenzando a girarse sobre si, sintiendo el lugar talvez, su
cabello le tapa la mitad de la cara, dándole un aura de dulzura, si es que
puede serlo más.
No se parece en nada a la mujeres con las que eh luchado, es
mucho más delgada y frágil.
El viento empieza a soplar, y estúpidamente temo que se la
lleve.
La hierba ondula, con lentitud.
Aquí estaremos seguros, después de todo los osos de lava
están a cientos de kilómetros y no creo que se atrevan a venir, no mientras
este yo.
Y cuando me vaya, Silvia controlara sus poderes, me
encargare de ello.
—vuelve a poner la roca en su lugar—.le pido suavemente,
ella se detiene en medio de una voltereta y asiente, con los ojos bien
abiertos.
Comienza a mover sus manos hacia el lugar donde solía estar,
la mole.
Un gran temblor resuena en el lugar, apoyo las patas para no
caerme, me giro para ver el enorme espacio vacío, que empieza a ser llenado por
la piedra que retorna de saber dónde.
Unos minutos después la roca está de nuevo en su lugar
cubriendo la única entrada.
Me giro para felicitarles, en su lugar le veo desvaneciéndose,
hacia la hierba.
Corro hacia donde está, aun respira, solo se ha desmayado.
Paso mi lengua por su mejilla, señal de respeto en la
manada.
Siento la sal de su piel, mesclado con algo que podría
identificar como moras, no sabía que lo humanos tenían ese sabor.
Aunque pensando lo bien, la mayoría que probé, estaban
sudados y temerosos, eso debe ser, resoplo y me alejo.
Dejándole dormir sobre el pasto.
—oigan pueden mandarme provisiones—.grito al viento,
manteniendo la mirada en el firmamento, segundo después un haz de luz verde desciende
a metros de mí, una caja se materializa poco después, asiento.
La destruyo con la garras, en su interior hay provisiones básicas,
agua y comida, suficiente para un par de semanas.
—Oye esto está bueno—.me dice sin dejar de llevarse un poco
de frejoles a la boca, le sonrió.
Por mi parte como algo de carne cocinada, Silvia insiste en esto,
no me quejo tiene mejor sabor.
Han pasado un par de semanas, desde que estamos aquí y
aunque luche contra el sentimiento no he podido impedirme sentir algo por ella
No se lo he dicho, en parte porque los dioses desaprobarían
nuestra relación y también porque es imposible, después de todo somos tan
diferentes.
Así que me conformo con mirarla, disfrutando los segundo,
que pronto acabaran, cuando salga de aquí y le deje sola.
—Le falta algo de sal—.dice, serrando los ojos, un segundo después,
un pequeño recipiente aparece frente a su rostro, ella sonríe y lo toma al abrir
los ojos, echando un poco del contenido, que se ha materializado de la nada.
Le da otra probada y asiente, poco después tan rápido como apareció,
deja de estar allí el recipiente.
Ha avanzado muchísimo en el control de sus poderes, tal vez si quisiera podría largarse de este planeta, pero la armada de la OIU la
destruiría a nivel molecular antes de que sea capas de atravesar la atmósfera.
Detestan que Hallan seres capaces de hacerle frentes.
Después de todo un solo ser capaz de rendir por cientos, es
algo peligroso, sino esta de tu lado.
Me casaron por un tiempo por eso, después de todo aunque
nací con un gran poder, fue mi entrenamiento el que me llevo más allá del nivel
del resto de lobos de fuego.
Por otro lado el hecho de que sea capaz de controlarlo y
usarlo a la perfección ayudo a firmar una amnistía.
Ya que no es lo mismo, ser contenedor de un poder gigantesco,
que ser capaz de entenderlo y usarlo a voluntad.
—te sucede algo, lobito—.suelta dulcemente, yo solo bajo la
mirada, no quiero despedirme de ella, aunque lo nuestro sea imposible, es la
primera vez que siento esto por alguien.
Escucho como deja la lata sobre el suelo, como su paso se
acercan a mí, rematando con su mano frotando mi pelaje, mis orejas caen.
—Tengo que irme—.le suelto rápidamente.
—Puedo ir contigo—.dice sin dejar de sonar dulce.
—no puedes Silvia, no lo intentes por favor o ellos te
mataran—.digo recordándole lo obvio.
—Te refieres a la OIU—.me dice escueta y acercándose hacia mí,
posando sus labios cerca de mi oído como si quisiera contarme un secreto.
—sé que están en la atmosfera son unas cien naves fuertemente
armadas, puedo acabar con ellas en un segundo—.me susurra, a pesar de que es su
voz, no se oye como ella, es como si fuera el anciano el que hablase.
—si lo haces te perseguirán—.digo tratando de contenerla.
—Pídemelo y huiremos, seremos solos los dos—.dice casi en un
ruego.
—si me quedo, les perdonaras—.sopesando mi opciones y consultando a mi corazón.
—claro, después de todo viviremos más que ellos, además
necesito tiempo para controlar mi poderes—.dice tranquila, entonces las tenues
y frágil figura que tenia de ella se cae a pedazos.
Pero no quiero pensar en eso, me giro, ella cae de lado,
quedándonos frente a frente, sus manos se acercan a mi rostro y mis labios a
los suyos, reímos.
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