20 de marzo de 2017

COMPLEJO GASTADO,RETO#35 EL LIBRO DEL ESCRITOR.

RETO#35 COMPLEJO GASTADO.


COMPLEJO GASTADO


RETO#35 EL LIBRO DEL ESCRITOR.


PREMISA:Utiliza tres clichés de la ficción para hacer un escrito con ellos.


COMPLEJO GASTADO

El aire frio golpea mi hocico, mezclándose con el calor que expulso, en parte para controlar mi temperatura, no quiero carbonizar a Silvia, que  sujeta con fuerza mi pelaje, mientras recorremos a increíble velocidad este apresurado mundo, donde una semana afuera en el resto del universo, equivalen a un año aquí dentro.

En cierta forma por eso  la OIU eligió dejarle aquí, hasta que decidieran que hacer con ella, ya que la leyes no se aplican a cambiantes, porque no se sabe si es ética y legalmente aceptable juzgar a un ser por acciones realizados por otro, o peor aún por acciones de la que no fue participe ya que no existía aun.

Algunos dice que sin por qué parte del anciano aún sigue en su cerebro, otros dicen que no porque Silvia es un ser independiente, sin ninguna intromisión del anciano.

Yo aún debato eso, lo cierto es que me salvo de una muerte segura y por ello le estoy agradecida.

Poco a poco está recuperando conciénciense sobre su habilidades, así que he tenido que mentirle, soltarle un discursito de que ella es la elegida y chorradas así.

Rio, recordando que so lo ah creído.

— ¿Falta mucho?—.pregunta con su suave voz que apenas se impone sobre el viento que quiebra helado parte de su palabras.

—estamos yendo al otro lado del planeta—.le recuerdo, dejando atrás la ultimas tierra carcomidas por el fuego y la destrucción, algo las quemo, arrasando con gran parte del bosque, pero no fui yo.

Sea quien fuere, se marchó.

Segundo después ciento con la nariz, otro regusto de una esencia, otro ser o mejor dicho una amalgama de varios, que también se han marchado.

Me sorprende que la OIU no me haya dicho nada, teniendo en cuenta que tienen el planeta sitiado y lo más probable es que sean consiente de estos inesperados visitantes.

Cuando mis patas vuelven a sentir la tierra fría, en comparación, acelero el paso, cuando le escucho toser.

Ahora que no tengo las cadenas, estoy volviendo a acostumbrarme a mis poderes.


— ¿No estás cansado?, llevas un par de horas moviéndote y no has descansado—.dice condescendiente.

Ya no gruño o me molesto, supongo que me he acostumbra su esencia, me eh acostumbrado a  ella.

La verdad es que no, siento como si podría seguir corriendo por un par de semanas, hace mucho que no sentía ese poder, llevaba unos diez mil años atado y contenido por esas cadenas.

Ahora solo quiero salir de este planeta, al cumplir mi misión, e ir a por MR.COCH.

Quiero ver su cara cuando me vea regresar, me pregunto si ya le habrá crecido el brazo.

Pero una pequeña incomodidad no me deja tranquilo, sabiendo que dejare a Silvia en este lugar.

Me pienso las palabras, pero en vez de responderle así simplemente acelero más, ella ríe, hace mucho que no escuchado a un ser reír, antes solía hacerlo a menudo cuando aún estaba con mi hermanos y padres.

Tozo para apartar el sentimiento y me concentro en el sonido de su vos quebrando el dolor del aire.

—ves esa enorme roca negra—.le sigo manteniendo mi vista en esta.

—si ,¿quieres que la desaparezca?—.dice sin titubear.

—Sí, tiene unos veinte segundos o no estrellaremos con ella, así que comienza—.le suelto y mantengo el paso.

Cuando estamos a unos doscientos metros del objetivo, aun veo la enorme mole y no los verdes prados a los que quiero llegar.

— ¿Qué sucede Silvia?—.pregunto algo preocupado.

—No puedo hacerlos, es demasiado grande—.dice nerviosa, lo cual es estúpido teniendo en cuenta, de que el anciano era capaz de usa sus poderes con un planeta entero, o eso es lo que me contaron algunos miembros de la OIU, que dijeron que lo hiso al menos una vez, aunque no me dijeron con cual.

Pero no sé si fiarme de eso después de todo, les tomo un par de meses descubrir que uno de ellos estaba trabajando para el bastado que me contuvo.

—puedes hacerlo, solo debes creer, ERES LA ELEGIDA—.le suelto, esperando que se lo crea, porque aunque quisiera ya no puedo cambiar el rumbo.

Cierros lo ojos y espero el golpe seco, de mis huesos contra la roca.

Pero mis patas no se detienen, continúan, como si atravesasen el aire.

Lo ha logrado.

—Has visto eso, lo he logrado—.dice sin poder contener su alegría, acerca más su cuerpo hacia mí y creo que me abraza, algo cálido brota en mí, pero no se trata del fuego que arde en mi interior.

Me freno de a pocos, cuando el aroma inunda mi ser, es dulce y fresco, en cierta forma como ella.

Se baja de mi lomo, cuando termino de detenerme, corriendo hacia adelante y comenzando a girarse sobre si, sintiendo el lugar talvez, su cabello le tapa la mitad de la cara, dándole un aura de dulzura, si es que puede serlo más.

No se parece en nada a la mujeres con las que eh luchado, es mucho más delgada y frágil.
El viento empieza a soplar, y estúpidamente temo que se la lleve.

La hierba ondula, con lentitud.

Aquí estaremos seguros, después de todo los osos de lava están a cientos de kilómetros y no creo que se atrevan a venir, no mientras este yo.

Y cuando me vaya, Silvia controlara sus poderes, me encargare de ello.

—vuelve a poner la roca en su lugar—.le pido suavemente, ella se detiene en medio de una voltereta y asiente, con los ojos bien abiertos.

Comienza a mover sus manos hacia el lugar donde solía estar, la mole.

Un gran temblor resuena en el lugar, apoyo las patas para no caerme, me giro para ver el enorme espacio vacío, que empieza a ser llenado por la piedra que retorna de saber dónde.

Unos minutos después la roca está de nuevo en su lugar cubriendo la única entrada.

Me giro para felicitarles, en su lugar le veo desvaneciéndose, hacia la hierba.

Corro hacia donde está, aun respira, solo se ha desmayado.

Paso mi lengua por su mejilla, señal de respeto en la manada.

Siento la sal de su piel, mesclado con algo que podría identificar como moras, no sabía que lo humanos tenían ese sabor.

Aunque pensando lo bien, la mayoría que probé, estaban sudados y temerosos, eso debe ser, resoplo y me alejo.

Dejándole dormir sobre el pasto.


—oigan pueden mandarme provisiones—.grito al viento, manteniendo la mirada en el firmamento, segundo después un haz de luz verde desciende a metros de mí, una caja se materializa poco después, asiento.

La destruyo con la garras, en su interior hay provisiones básicas, agua y comida, suficiente para un par de semanas.


—Oye esto está bueno—.me dice sin dejar de llevarse un poco de frejoles a la boca, le sonrió.
Por mi parte como algo de carne cocinada, Silvia insiste en esto, no me quejo tiene mejor sabor.


Han pasado un par de semanas, desde que estamos aquí y aunque luche contra el sentimiento no he podido impedirme sentir algo por ella

No se lo he dicho, en parte porque los dioses desaprobarían nuestra relación y también porque es imposible, después de todo somos tan diferentes.

Así que me conformo con mirarla, disfrutando los segundo, que pronto acabaran, cuando salga de aquí y le deje sola.

—Le falta algo de sal—.dice, serrando los ojos, un segundo después, un pequeño recipiente aparece frente a su rostro, ella sonríe y lo toma al abrir los ojos, echando un poco del contenido, que se ha materializado de la nada.

Le da otra probada y asiente, poco después tan rápido como apareció, deja de estar allí el recipiente.

Ha avanzado muchísimo en el control de sus poderes, tal vez si quisiera podría largarse de este planeta, pero la armada de la OIU la destruiría a nivel molecular antes de que sea capas de atravesar la atmósfera.

Detestan que Hallan seres capaces de hacerle frentes.

Después de todo un solo ser capaz de rendir por cientos, es algo peligroso, sino esta de tu lado.

Me casaron por un tiempo por eso, después de todo aunque nací con un gran poder, fue mi entrenamiento el que me llevo más allá del nivel del resto de lobos de fuego.

Por otro lado el hecho de que sea capaz de controlarlo y usarlo a la perfección ayudo a firmar una amnistía.

Ya que no es lo mismo, ser contenedor de un poder gigantesco, que ser capaz de entenderlo y usarlo a voluntad.

—te sucede algo, lobito—.suelta dulcemente, yo solo bajo la mirada, no quiero despedirme de ella, aunque lo nuestro sea imposible, es la primera vez que siento esto por alguien.

Escucho como deja la lata sobre el suelo, como su paso se acercan a mí, rematando con su mano frotando mi pelaje, mis orejas caen.

—Tengo que irme—.le suelto rápidamente.

—Puedo ir contigo—.dice sin dejar de sonar dulce.

—no puedes Silvia, no lo intentes por favor o ellos te mataran—.digo recordándole lo obvio.
—Te refieres a la OIU—.me dice escueta y acercándose hacia mí, posando sus labios cerca de mi oído como si quisiera contarme un secreto.

—sé que están en la atmosfera son unas cien naves fuertemente armadas, puedo acabar con ellas en un segundo—.me susurra, a pesar de que es su voz, no se oye como ella, es como si fuera el anciano el que hablase.

—si lo haces te perseguirán—.digo tratando de contenerla.

—Pídemelo y huiremos, seremos solos los dos—.dice casi en un ruego.

—si me quedo, les perdonaras—.sopesando mi opciones y  consultando a mi corazón.

—claro, después de todo viviremos más que ellos, además necesito tiempo para controlar mi poderes—.dice tranquila, entonces las tenues y frágil figura que tenia de ella se cae a pedazos.

Pero no quiero pensar en eso, me giro, ella cae de lado, quedándonos frente a frente, sus manos se acercan a mi rostro y mis labios a los suyos, reímos.

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