19 de mayo de 2017

MORANA SHOW;CAPITULO TRES: CORRE O SERÁ ABURRIDO.

CAPITULO TRES: CORRE 

O SERÁ ABURRIDO.


CAPITULO TRES: CORRE O SERÁ ABURRIDO.

CAPITULO TRES: CORRE O SERÁ ABURRIDO.


Me refriego los ojos y bostezo, mis brazos hacer crujir levemente el vidrio, de la mesa en la que me apoyo, la silla plástica con degradados de azul me saluda vacía, el par de la mía, pero no está contra el borde metálico del mueble que reflecta un poco del amarillento foco que baña el resto de inmobiliario y la personas en estos, casi dándole un peso a las conversaciones, sino alejada—. « ¿Espero a alguien?».

Hay un dulzor en el aire, talvez de lo que estén comiendo, mis dedos chocan contra una superficie plana, bajo la mirada es un menú, “Marmosete B.” reza en letras rojas y delineadas “helados para morirse”, arqueo la cejas creo que exageraron con la publicidad, debajo de estas hay imágenes de postres, en su mayoría bolas de helados, lo que falta son los precios
Pasos se acercan, solapados por el ruido de fondo, que no logro identificar, los más parecido que se me ocurre es la bocina de un auto sostenida y disminuida.

Un leve bufido—si querías ordenar algo más, me lo hubieras dicho antes de levantarme—.reconozco la vos, me giro con algo de brusquedad, sus ojos caramelos están clavado en mi con la cejas rectas hacia abajo, como la última vez que regaño a Amanda, un ligero temblor me recorre la columna, en parte por su mirada y en otra por no recordar porque ella está aquí.

—bueno, no debería enojarme contigo después de todo no eres la estúpida que se tardó treinta minutos para atendernos—.arqueo la cejas—. « ¿Atendernos? ¿A ambos?—.sus cejas se relajan y ladeo la cara por un segundo, la tensión me hace devolverla a su posición original.

No parece notarlo y sigue avanzando, se sienta con delicadeza y el chirrido del metal deslizándose por el vidrio rompe por un instante su careta seria, enseguida cesa el ruido, la mirada profunda regresa, la cucharitas se sacuden haciendo titilar la superficie, las copas transluce el graso contenido con saborizantes y de colores chillones—. «Espero que sepa bien»—.me encojo de hombros.

Proyecto con lentitud mi brazo hacia una de los recipientes, como si esperara que me detuviese en cualquier punto del trayecto, pero solo siento el frio subiéndome por la yema de los dedos y extendiéndose a través del resto de articulaciones de mi mano, que retraigo y dejo la copa, mis dedos juguetean en el borde metálico en parte para recuperar temperatura, pero más por ver sus dedos golpeando contra la barbilla como si esperase a decirme algo.

—se te olvido esto—.el metálico utensilio parece más brillante en su pálida mano, que da un tono azulino a la venas debajo de esta, que se pierden en su brazalete oscuro, la tomo y levanto la vista sus mirada fija en un punto indeterminado detrás de mí, sus labios curvados en una pequeña sonrisa—.«Es extraño verla así».

Su cabello medianamente tensado hacia atrás y arriba en una coleta que baja por un lado de sus hombros bordeando su cuello, hasta descender por la blusa blanca que lleva, que se interrumpe en un segunda capa de tela recubriendo el resto de sus brazos en morado.

Uno siendo distorsionado levemente por la superficie vidriosa, reposa sobre su falda opaca pero no tan oscura como su cabello—. «Me resulta familiar, como si hubiese visto ese conjunto antes».

—sabes fue amable de tu parte invitarme a este lugar—.su mano baja hacia la sustancia condensada, que despide un leve aroma a frutilla, acompañando  a su rosa esencia, cuando la cucharita arranca un porción de su ser.

El espeso liquido rojo, gotea, hacia su desmedrado dueño, que comienza a escurrir más de esta mermelada, su sonrisa se difumina en una línea, de su labios al apretujarse—.después de todo era lo mínimo que podrías aser—.se proyecta hacia mi como un diminuto cuchillo, su contenido se mantiene firme.

— ¿Por qué saliste corriendo?—.Suelta antes de que regrese y se pierda en su boca.

La cuchara de postre esta apretujada entre sus labios, subiendo y bajando con lago de ritmo como esperando un respuesta—. « Busco algo que contestar que no me haga parecer como un idiota, después de todo aun si no recuerdo haberla invitado a un lugar que no sabía que existía hasta que leí el nombre en el menú, no quiero arruinarlo con ella, ahora».

Trato de pensar en eso enfocándome en el par de cabezas que se mueven en la mesa siguiente, sus manos que finalizan en pequeños puntos coloreados, se mueven acompañadas de risas, ambas mujeres, un de espaldas a mí y la otra de lado charlan o eso parece, porque las palabras brotan en discrepancia con el movimiento de sus labios, como si se tradujese en simultaneo de forma incorrecta,  las risas fluyen de nuevo pero esta vez sus labios permanecen cerrados.

Me giro, cuando el pitido vuelve a golpearme ahora más cercano mezclándose con su respiración pesada, evitando los empequeñecidos ojos de Selene, las risas se suman como un eco de bocas abiertas cuya existencia se desdibuja en la fina línea de cada rostro, que agitan sus brazos con brusquedad.

Ya sin parecer una respuesta  a un comentario gracioso sino como si alguien pasase electricidad por cables invisibles sujetados al aire que se ha tornado espeso, inyectados  a sus músculos para que lograsen movimientos bruscos como espasmos similares a una convulsión, algunas manos se estrellan contra las mesas y repiten como una maldita melodía.

Siento como frías barritas acoplándose a mi piel, me giro y sus enormes ojos caramelos, se quedan prendados en mi—.cálmate—.recita en un tono que va en contra de cómo luce ahora—.necesitas un postre vamos pide algo, yo lo pago—.señala con la mano libre hacia abajo, pero mi mirar se queda quieto, en la nube de vapor que expulsa de su nariz, a pesar de que el lugar no esta frio.

Sus uñas comienza a rasgarme la carne, un grito quiere emanara de mi garganta, pero solo con fuerza rio.

—así está mejor—.su rostro se ladea con brusquedad dándole un aire extraño a la enorme sonrisa que se despliega en su cara, aunque parece doloroso, no lo demuestra, las garritas se han detenido y se retraen, clavándose más en la viscosidad.

—mira allí viene nuestra mesera—.siento las uñas descender, hacia las fibras tensadas, giro la cabeza esperando que eso la haga detenerse.

Con la visión borrosa por las lágrimas que empieza a emerger, distingo la falda negra ondea con suavidad por debajo de sus rodillas igual que el delantal blanco sobre esta, ascendiendo hasta perderse detrás de su cuello, como un franja por el vestido de manga largas, una que se mueve sosteniendo un charola con la palma extendida, el azul de su cabello con pinceladas de otro se agita con los paso rápidos—. « ¿Qué está sucediendo?».

Pero solo se hunde y mi cuerpo atina a reírse—. «Si salgo corriendo talvez me desgarre parte del brazo por la profundidad que ah alcanzando, extrañamente las risas intensificada los demuestra».

—disculpe señorita Selene, la casa quiere darle un postre gratis que elige—.suelta con una gran sonrisa, Sofía, otro par de carcajadas acompañan la húmeda desprendimiento de sus articulaciones, dejando mi brazo.

Espero a que comience a brotar la sangre, a través de la visión aclarada cuando la lagrimas se secan, respiro con fuerza, algo comienza a rectar por el interior de mi venas, es rojizo pero mucho más espeso que el plasma, parece mermelada, tapujando las heridas—. «Esto no está pasando»—.cierro los ojos esperando, que al sumergirme en la negrura, al abrirlo todo se halla ido.

La risas comienza a decaer, como si se perdieran en el pitido, el líquido deja de bombear y con ello de arañarme por dentro las venas—.oh, vamos Daniel, no te duermas ahora, pide tu postre—.abro los ojos de golpe y siguen allí—.vamos no te duermas aun y mira el menú.

Su cabeza se apoya sobre sus palmas abiertas, esperándolo, sin saber que más hacer siento y bajo de apoco la mirada sin saber que encontrare, en el rectángulo de cartón enmicado.

Las esferas ya no son de colores, solo blanquecinas salpicadas por la finas venas, perteneciente a ojos que flotan en una sustancia indeterminada, siento algo escurriendo por mi dedos, viene del título que ahora reza “Teme Sombra” como un juego infernal con las letras anteriores.

La palma cae con una fuerza impresionante sobre la mesa que se agrieta—.te demoras mucho, ¿puedo elegir yo?—.escupe tranquila, sus ojos se ladean hacia Sofía que nos mira tranquila y los labios curvados como si todo esto fuese normal para ella o incluso lo disfrutase.

Ella asiente y su mano desaparece en la delgada superficie, hasta que solo queda la parte superior de su codo a la vista—.buena elección—.completa y la barra de madera empieza a emerger de la insondable lámina metálica.

El bate resuena sobre la mesa que se escucha astillar, cuando la palma cubierta de mi sangre, se cierra sobre el mango, Selene sonríe—.corre o será aburrido.

La silla golpea el suelo y yo estoy lejos por la adrenalina cuando lo hace, las cabezas arremeten el vidrio y comienza a chorrear por las abertura en su piel tornasolando las superficies y dándole una asquerosa capa de reflexión, algo se astilla detrás de mí—. ¿el vidrio?—. Como un tambor de locura, una tras otra paso las filas, pero la puertecilla de madera sigue a un par de metros, el pitido aumenta, como si el auto estuviese próximo.

Sus dedos se aferran a la tela de mi camisa y comienza a halarme.

Freno y me impulso hacia la derecha, mi brazo recibe el golpe al caer sobre la acera, pero no hay tiempo frente a mí Selene observa al otra lado de la valla, con la cabeza ladeada hasta tocar uno de su hombro extrañada, como si esperase que siguiese corriendo hacia adelante—.vaya, esto es divertido—.se mueve meneando los hombros, el sonido seco del arma cayendo sobre el concreto, en un eco sordo—.y tú que no quería jugar—.explica con lentitud.

Sus labios se mueven y el bate cambia de mano, sus pálidos dedos cubiertos en el viscoso liquido de mis heridas, se sumerge en esto y ella se regodea como si probase algo dulce en ves del sabor metálico que llevaría en un día normal, pero esto dista mucho de serlo, están húmedos y limpios, sujetando nuevamente el bate.

Mis manos rectan hacia atrás tomando impulso para levantarme, siento el líquido bajar por la muñeca, pero esta frio, de apoco la presión sobre mis brazos aumentan y el peso desciende sobre mí.

Con lentitud volteo el rostro, para ver la brumosa existencia condensarse, los morados ojos saludándome enormes acoplando la filuda sonrisa.

Las risas lenta y malvada llegan a mí mezclándose con el pitido, Sofía descansa con una extraña expresión de felicidad sobre los hombros de Selene, que convulsionan en una enferma carcajada, su rostro se tuerce en una sonrisa y se despide hacia atrás, la coleta se retuerce.

Pronto las siluetas desdibujadas en sangre se les unen y como una moribunda tribuna me observa, algunos con vidrios incrustados en su rostro, las venas se atan al ojo sosteniéndolo de zafarse de su ser, que ha huido de la cuenca vacía, aparto la mirada de ello.

El cielo se ha tornado en un enfermizo naranja, precediendo al sol cayendo, me hala hacia atrás como si ya no fuese solo una sombra, sino que tuviese presencia, pero esta vez no puedo lanzarme al vacío a través de las puertas—.no te resistas Daniel—.suelta el coro escalofriante—.únete a la ceremonia—.terminan a la vez y ríen con locura, como si el aire no escapase de sus pulmones.

Me retuerzo, pateando el aire denso, recubierta de una capa grisácea—. ¿Qué quieres de mí?—.pido y siento algo encenderse en mi interior, distinto a la adrenalina que comienza a apagarse, quemándome los órganos.

—jugar Daniel, Únete—.dice con lentitud y precisión, el hedor a chocolate pútrido y naranjas perdidas me llega del oscuro interior de su boca.

Una gomosa niebla brota de esta como lenguas de brea, rectando hacia mí pesadamente por la gravedad.

El aire se agolpa en mis pulmones, rompiendo el sello de mis labios, esperando que funcione—.BASTA—.la ondas de choque se disparan hacia afuera, haciendo retroceder el negruzco líquido, alejándole en el proceso, mi grito y los suyos mesclados, fundiéndose con el pitido acelerado, taladrándome los oídos, cierro los ojos.

—“nuevo video de Sofía D. disponible”.

Respiro con fuerza, siento el frio concreto golpeando mi espalda, plástico y sudor mesclado en el aire entrándome a los pulmones, la sabana ajustada a mi cara, agito lo brazos para librarme, corro sin bajarlos, hasta que la oscuridad se va, con el chasquido del interruptor.

Nuevos los ojos de lado a lado sin esperar a que se acostumbre viendo borroso, buscando a alguien más estoy solo, el pitido del móvil se detiene, suspiro.

De inmediato bajo la mirada a mis brazos, pasando las manos por eso para cerciorarme de que están sanos, los dedos pasan de largo sin toparse con algún agujero de una herida abierta—. «Solo fue un sueño, cálmate Daniel, debe ser por el estrés»—.me suelto esperando que esa solución me tranquilice, casi lo consigue, de no ser por un último regusto que se resiste a irse.

Doy un saltito cuando las cortinas se sacuden con fuerza, como si algo estuviese a punto de salir de ella, me acerca lentamente, con mano temblorosa retraigo el rectángulo de tela, dejándome ver el edificio departamental en frente, tenuemente iluminado por las farolas que luchan por quitarle terreno a la oscuridad de la noche, junto a la pocas estrellas que titilan en el espacio sobre el edificio de diez plantas.

Respiro con calma, cerrando una ventana que no recuerdo haber abierto—. “Nuevo mensaje recibido de Diseñadora Saori”—.hace eco la asistente.

Camino con lentitud hacia el móvil que descansa cerca de los pies de mi cama, revuelta por el pequeño episodio que acabo de tener, deslizo mi dedo por la pantalla que se ilumina, entrecierro los ojos que aún no se acostumbra al cambio repentino.

“Intente comunicarme contigo desde hace una hora, posiblemente estés ocupado, a lo que voy es que ya termine y envié las miniaturas que me pediste para tu canal.

Sobre eso me disculpo por el retraso, en compensación te eh echo una rebaja del cinco por ciento sobre el valor total, por lo que ahora tienes un saldo de dos dólares para tu próximo encargo.

Espero poder hacer más trabajo para ti Daniel.”

Suelto móvil después de ver la hora tres con treinta y tres minutos de la madrugada, este es acolchado por la superficie de la que acabo de levantarme y con ambas manos me peino el cabello hacia atrás, restriego los ojos y bostezo, yendo hacia el folder con la información de Morana Show.

FIN TERCER EPISODIO

MORANA SHOW.


MORANA SHOW

ESCRITA POR: 
CRISTOPHER LOPEZ 
LS_TOPHER.

ANEXO:



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